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Bienestar

Cómo influye la hora de comer en la salud de los niños, según la ciencia

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Un nuevo estudio señala el impacto de la crononutrición en el metabolismo de los pequeños y aconseja, por ejemplo, adelantar la hora de la cena.

La obesidad infantil es uno de los grandes desafíos de salud pública a nivel mundial, ya que, según la World Obesity Federation para 2035 se estima que dos de cada cinco menores de entre 5 y 19 años tendrán sobrepeso u obesidad, por lo cual los hábitos alimentarios tienen un rol clave.

Pero más allá de qué y cuánto comen los niños, un nuevo enfoque ganó fuerza en los últimos años: la crononutrición, que estudia cómo el momento del día en que se ingieren los alimentos puede afectar el metabolismo. Este enfoque parte de la idea de que nuestros ritmos biológicos, regulados por el llamado reloj circadiano, influyen en los procesos metabólicos y la regulación corporal.

La obesidad infantil debe tratarse con un médico. (Foto: Adobe Stock)
La obesidad infantil debe tratarse con un médico. (Foto: Adobe Stock)

Con este marco teórico, el grupo de investigación VALORNUT de la Universidad Complutense de Madrid llevó a cabo un estudio con el objetivo de analizar si el horario de las comidas y la duración de la ventana de alimentación (el intervalo entre la primera y la última comida del día) impactan en la calidad de la dieta y el estado nutricional de niños y niñas españoles.

El trabajo se realizó con una muestra de 880 escolares de entre 8 y 13 años, a través de cuestionarios respondidos por los padres y evaluaciones realizadas en las escuelas. Se recogieron datos sobre horarios de comida, calidad de la dieta, parámetros bioquímicos y medidas antropométricas.

Los principales resultados del estudio

Uno de los hallazgos más llamativos fue que, a diferencia de algunos estudios previos desarrollados especialmente en adultos, ni un desayuno tardío (a partir de las 8:53), ni una cena tardía (a partir de las 21:10), ni una ventana de alimentación prolongada (más de 12 horas entre la primera y la última comida) se asociaron con un peor estado nutricional o mayor obesidad. Sin embargo, esto no implica que no haya efectos negativos.

Lo que sí detectaron los expertos fueron efectos metabólicos importantes: los escolares que desayunaban más tarde de la hora indicada mostraban niveles más bajos de glucosa y colesterol LDL (colesterol malo) y niveles más altos de colesterol HDL (colesterol bueno).

Por otro lado, una ventana de alimentación prolongada se vinculó con valores menos favorables de glucosa y colesterol, además de mayores índices aterogénicos (indicadores para medir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares a largo plazo).

Los niños pueden aprender acerca de alimentos saludables (Foto: Adobe Stock)
Los niños pueden aprender acerca de alimentos saludables (Foto: Adobe Stock)

También observaron que tanto desayunar como cenar tarde se relacionaban con una peor calidad global de la dieta. En general, tomar tarde la primera o la última comida del día implica una menor planificación de la alimentación y más improvisación, lo que afecta a esa calidad nutricional.

Impacto metabólico de las ventanas alimentarias escolares

Estos resultados podrían explicarse por distintos mecanismos relacionados con los ritmos circadianos: durante la noche, el cuerpo gasta menos energía, responde peor a los carbohidratos y grasas y se altera la síntesis y acción de hormonas como la insulina, la leptina o la grelina, implicadas en el metabolismo y la saciedad.

Por otro lado, si el desayuno se realiza de forma muy temprana, puede tener efectos negativos al coincidir con niveles elevados de melatonina, que podrían mantenerse altos durante la madrugada. Comer cuando dichos niveles suben podría suprimir la liberación de insulina o la sensibilidad a la insulina, desembocando en una intolerancia a la glucosa.

Un dato relevante fue que el 60% de los escolares con ventanas alimentarias prolongadas también cenaban tarde, y además dormían menos horas. La falta de sueño, sumada a estos patrones, podría agravar el impacto metabólico, especialmente en una etapa de crecimiento como la infancia.

La principal recomendación derivada del estudio es adelantar la cena y acortar la ventana diaria de alimentación, es decir, comer dentro de un período de menos de 12 horas al día, desde la primera hasta la última ingesta, priorizando una alimentación más concentrada en las horas del día en que el cuerpo está más activo.

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Bienestar

Un novedoso estudio científico relaciona el consumo de algunos lácteos grasos con menor riesgo de demencia

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Una investigación realizada en Suecia aportó evidencia sobre cómo la elección de ciertos derivados de la leche puede ofrecer beneficios inesperados para la salud cerebral

Comer al menos 50 gramosComer al menos 50 gramos de queso graso cada día (el equivalente a dos rebanadas de cheddar o media taza de queso rallado) se asoció con una reducción del 13% en el riesgo de desarrollar demencia (Freepik)

Consumir queso graso y crema alta en grasa de forma regular podría estar relacionado con un menor riesgo de desarrollar demencia. Así lo sugiere una investigación reciente realizada en Suecia y publicada por la revista Neurology.

Con la participación de más de 27.000 adultos, este estudio ofrece perspectivas renovadas sobre el papel de los productos lácteos en la prevención de enfermedades neurodegenerativas y abre el debate sobre si algunos alimentos, hasta ahora señalados como poco saludables, podrían tener un impacto distinto en la salud cerebral.

Por ahora, los autores no sugieren modificar de manera inmediata la dieta incorporando más quesos y cremas con alto contenido de grasa, ya que son necesarios nuevos estudios.

El estudio, desarrollado por la Universidad de Lund, siguió a 27.670 personas durante un periodo promedio de 25 años. Los participantes, con una edad inicial de 58 años, mantuvieron registros semanales de su alimentación y respondieron preguntas sobre sus hábitos de consumo de distintos lácteos a lo largo de los años previos. La investigación puso el foco en el consumo de queso graso y crema alta en grasa, dos productos tradicionales en la mesa sueca.

La investigación, publicada en Neurology,La investigación, publicada en Neurology, analizó a más de 27.000 adultos durante un promedio de 25 años Freepik

Durante el seguimiento, 3.208 participantes fueron diagnosticados con algún tipo de demencia. Al analizar la información, el equipo detectó diferencias claras entre quienes consumieron distintos volúmenes de estos lácteos.

Comer al menos 50 gramos de queso graso cada día (el equivalente a dos rebanadas de cheddar o media taza de queso rallado) se asoció con una reducción del 13% en el riesgo de desarrollar demencia frente a quienes ingirieron menos de 15 gramos diarios. De igual modo, quienes incluyeron 20 gramos o más de crema alta en grasa por día (aproximadamente 1,4 cucharadas soperas) mostraron una disminución del 16% en el riesgo, siempre comparado con quienes no consumían esa crema.

Las variedades estudiadas incluyeron quesos como cheddarBrie y Gouda, todos con más del 20% de grasa en su composición, y cremas con una proporción de grasa entre 30 y 40%. “Nuestro estudio mostró que ciertos productos lácteos con alto contenido de grasa pueden en realidad estar asociados a una menor probabilidad de demencia, lo que desafía varias ideas previas sobre las grasas y la salud del cerebro”, expresó Emily Sonestedt, autora principal.

Participantes que consumieron al menosParticipantes que consumieron al menos 50 gramos diarios de queso graso tuvieron un 13% menos riesgo de desarrollar demencia (Pexels)

No todos los lácteos ejercen el mismo efecto

El análisis no encontró ningún vínculo protector entre otros lácteos como queso bajo en grasacrema baja en grasaleche entera o descremadamantequilla ni productos fermentados como yogurt o kéfir. “Estos resultados sugieren que, en materia de salud cerebral, no todos los derivados lácteos ofrecen los mismos beneficios posibles”, afirmó Sonestedt.

La investigación detalló que entre quienes consumieron más queso graso, la posibilidad de desarrollar demencia vascular fue un 29% menor en comparación con quienes comieron menos. En el caso del Alzheimer, la relación positiva solo apareció en quienes no poseen el gen APOE e4, conocido factor de riesgo para esta enfermedad.

Aunque las cifras resultan alentadoras, la propia autora principal subrayó que el estudio identifica una asociación y no establece una relación causal directa. Todos los datos sobre la dieta se recolectaron al inicio del trabajo, sin actualizaciones periódicas, y la totalidad de los participantes eran de Suecia, lo que limita la extrapolación a otros países y culturas.

Ingerir 20 gramos o másIngerir 20 gramos o más de crema alta en grasa al día se vinculó a una reducción del 16% en el riesgo de demencia – (Imagen Ilustrativa Infobae)

Tal como señaló Sonestedt: “En Suecia solemos consumir el queso sin cocinar, mientras que en Estados Unidos hay más tendencia a calentarlo o combinarlo con carnes”. Esto podría influir en la manera en que el organismo procesa estos alimentos.

Otras variables relacionadas con el estilo de vida, como la actividad física o el cuidado vascular, podrían intervenir en los hallazgos. El acceso igualitario a servicios sanitarios en Suecia es otro posible factor de peso en los resultados.

El mensaje de los autores del estudio apunta a eliminar el temor desproporcionado ante estos productos. “Nuestro mensaje no es incitar a modificar la dieta de inmediato, sino transmitir tranquilidad frente al temor que generaban estos alimentos”, concluyó Sonestedt.

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Bienestar

Un hallazgo clave sobre la dopamina modifica la estrategia de terapias para el Parkinson

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Una investigación de la Universidad McGill desafía la creencia tradicional y podría transformar el tratamiento de trastornos como el Parkinson al demostrar que el neurotransmisor no controla la fuerza ni la velocidad de la actividad motora

Durante décadas, la dopamina ha sido protagonista en la neurociencia del movimiento. La creencia general sostenía que este neurotransmisor era responsable directo de la velocidad y fuerza de nuestras acciones, y que su ausencia o falla era la raíz principal de enfermedades como el Parkinson.

Sin embargo, una reciente investigación de la Universidad McGill plantea un giro inesperado a este paradigma, lo que podría transformar la aproximación clínica al tratamiento de trastornos motores y abrir nuevas estrategias terapéuticas para quienes los padecen.

De acelerador a aceite de motor: una nueva mirada sobre la dopamina

Según los resultados publicados en Nature Neuroscience, la dopamina no cumple el rol de “acelerador” del movimiento, sino que actúa como un “aceite de motor”, es decir, ofrece un soporte esencial para poner en marcha y mantener el sistema de movilidad, pero no determina la velocidad o fuerza individual de cada acción.

El profesor Nicolas Tritsch, del Departamento de Psiquiatría e investigador en el Douglas Research Centre de McGill, es categórico sobre el impacto de estos hallazgos: “Nuestros resultados sugieren que deberíamos repensar el papel de la dopamina”.

Los resultados muestran que mantenerLos resultados muestran que mantener niveles estables de dopamina es clave para restaurar la movilidad en trastornos como el Parkinson (Freepik)

Para ilustrar esto, Tritsch recurre a una analogía mecánica: “En lugar de actuar como el acelerador que determina la velocidad, la dopamina sería el aceite del motor. Es esencial para el funcionamiento, pero no marca el ritmo de cada movimiento”.

Esta nueva perspectiva contrasta con la idea tradicional de la “vigorosidad motora”, atribuida a la dopamina, que proponía que este neurotransmisor regulaba cuán rápido y enérgico era un movimiento.

En pacientes con Parkinson, la pérdida progresiva de las neuronas productoras de dopamina deriva en síntomas como lentitud, temblores y problemas de equilibrio. El tratamiento estándar, la levodopa, ayuda a restaurar la movilidad global, pero hasta ahora el mecanismo de acción era motivo de debate.

El experimento: tecnología avanzada y cambios inesperados

Para someter a prueba la teoría clásica, el equipo de McGill utilizó herramientas de última generación en neurobiología. Experimentando con ratones, los científicos midieron la actividad cerebral mientras los animales hacían un esfuerzo físico: presionar una palanca con peso. Emplearon técnicas ópticas para activar o desactivar las células productoras de dopamina en tiempo real y observar el efecto inmediato sobre la acción.

El hallazgo sugiere que lasEl hallazgo sugiere que las terapias para el Parkinson deben enfocarse en la estabilidad de la dopamina y no en simular picos rápidos (Freepik)

La lógica era simple: si la dopamina realmente controlaba la fuerza y velocidad minuto a minuto, manipular sus niveles durante el movimiento debería alterar el rendimiento instantáneamente. Sin embargo, los resultados no acompañaron esa hipótesis.

Lo que sí observaron fue que el uso de levodopa mejoraba el movimiento solamente al elevar el nivel basal —el “piso” promedio— de dopamina en el cerebro, pero no restauraba los picos o fluctuaciones rápidas que se pensaba eran clave. Esto llevó al equipo a una conclusión disruptiva: “Lo fundamental para restaurar la movilidad no es sincronizar picos rápidos de dopamina, sino asegurar niveles estables y adecuados de este neurotransmisor en todo momento”.

Repercusiones directas en el tratamiento del Parkinson

Este hallazgo tiene consecuencias prácticas inmediatas para la forma en la que se diseñan y aplican terapias para el Parkinson, una enfermedad que afecta a más de 110.000 personas en Canadá y cuya incidencia podría duplicarse hacia 2050 debido al envejecimiento de la población, según datos de la Universidad McGill. Hasta ahora, muchas intervenciones intentaban simular los patrones fluctuantes de dopamina en el cerebro, pero este enfoque podría requerir un cambio profundo.

La investigación publicada en NatureLa investigación publicada en Nature Neuroscience propone que la dopamina actúa como un aceite de motor y no como acelerador del movimiento (Imagen Ilustrativa Infobae)

El estudio también invita a revisar el uso de agonistas de receptores de dopamina, medicamentos que aunque son efectivos, suelen producir efectos secundarios indeseados por su acción indiscriminada. Al comprender mejor el verdadero papel de la dopamina, los científicos podrán diseñar versiones más seguras y específicas de estos fármacos, enfocados en mantener niveles adecuados y evitar sobre-estimulación.

Un paso hacia terapias más simples y seguras

El trabajo, aporta una visión revolucionaria: basta con mantener un nivel normal y constante de dopamina para mejorar el movimiento, en vez de obsesionarse con imitar picos y caídas rápidas.

Esto no solo abre un universo de posibilidades para terapias menos invasivas y con menos efectos colaterales, sino que puede cambiar la expectativa y calidad de vida de quienes viven con Parkinson y enfermedades similares.

El estudio invita a revisarEl estudio invita a revisar el uso de agonistas de dopamina, buscando medicamentos más seguros y específicos para el tratamiento del Parkinson (Imagen Ilustrativa Infobae)

En última instancia, el estudio refuerza la idea de que la base de un cerebro saludable reside en su capacidad para mantener equilibrios sutiles, y que comprender a fondo estos mecanismos es la clave para tratar con más eficacia —y menos riesgos— los trastornos del movimiento.

Con esta nueva mirada, la dopamina deja de ser el “rufian del pedal” y se confirma como el lubricante imprescindible para el buen funcionamiento del motor de la vida cotidiana.

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Bienestar

Muerte súbita: una empresa argentina quiere masificar el acceso al DEA con un modelo de suscripción

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Desarrollaron un nuevo modelo para alquilar desfibriladores automáticos a un precio accesible, pensando en Pymes, oficinas y clubes.

La muerte súbita es la pérdida inesperada de la función cardíaca, respiratoria y cerebral, que ocurre repentinamente en una persona aparentemente sana. Desde que comienza el cuadro, hasta que se desencadena, transcurre alrededor de una hora y de no tratarse rápidamente puede llevar al fallecimiento del paciente. Los especialistas indican que por cada minuto que transcurre se pierde un 10% de probabilidad de sobrevivir.

En Argentina se producen 40.000 muertes súbitas al año, según las organizaciones cardiológicas, lo que equivale a un caso cada mil habitantes, por lo cual, diferentes organismos internacionales recomiendan y distintas regulaciones locales obligan a los establecimientos concurridos a contar al menos con un desfibrilador automático (DEA). Sin embargo, el elevado costo de equipos, que pueden valer más de 2.000 dólares, los convierte en una inversión que no todas las organizaciones pueden llevar adelante.

Es importante saber RCP debido a que el 70% de las muertes súbitas ocurren fuera de los hospitales. (Foto: Adobe Stock)
Es importante saber RCP debido a que el 70% de las muertes súbitas ocurren fuera de los hospitales. (Foto: Adobe Stock)

Ahora, en una empresa argentina crearon un nuevo modelo de suscripción para dar respuesta a una emergencia invisible: la muerte súbita. Con el fin de brindar una solución a esta problemática, la empresa desarrolló un modelo que le permite a las organizaciones contar con un DEA sin tener que invertir y comprar el equipo, bajo un modelo de suscripción similar al de una plataforma, que incluye capacitación y mantenimiento a un bajo costo mensual.

El RCP y el DEA

El RCP es un procedimiento de emergencia vital que se realiza cuando una persona dejó de respirar o su corazón dejó de latir. Es una combinación de compresiones torácicas y respiración boca a boca para mantener la circulación de sangre oxigenada hasta que se pueda restablecer la respiración y los latidos cardíacos.

Por su parte, el DEA es un dispositivo médico que analiza el ritmo cardíaco y, si es necesario, administra una descarga eléctrica para intentar restablecer un latido normal. Los DEA son fáciles de usar y están diseñados para que cualquier persona, sin ningún tipo de formación médica, pueda aplicarlo en situaciones de emergencia.

Se puede prevenir la muerte súbita, pero no se puede evitar. (Foto: Adobe Stock).
Se puede prevenir la muerte súbita, pero no se puede evitar. (Foto: Adobe Stock).

Marcelo Filiberti, Secretario de la Red Nacional de RCP y Prevención de Muerte Súbita de la Federación Argentina de Cardiología destaca: “El 70% de las muertes súbitas son fuera del ámbito hospitalario. Desafortunadamente, es más común de lo que la gente cree y deberíamos estar todos preparados para asistir a un paciente, tanto con maniobras de RCP como con el uso de una herramienta fundamental como es el DEA”.

Una herramienta tan esencial para salvar vidas
Una herramienta tan esencial para salvar vidas

Para los especialistas, implementar ambas medidas puede ser vital dado que la combinación de RCP inmediata y desfibrilación temprana puede elevar las tasas de recuperación hasta un 70%. En el caso del DEA, tanto entidades de salud como estatales promueven tener al menos una unidad de este dispositivo en lugares concurridos.

La obligación de que haya un DEA en ciertos lugares

Dentro del marco legal nacional, el Decreto 402/2022 del Ministerio de Salud de la Nación obliga a que en lugares de concurrencia masiva haya al menos un DEA accesible y personal capacitado en RCP. La Ley Nacional 27.159 de promoción y capacitación en RCP y DEA promueve políticas similares. A pesar de esto, los especialistas notan una falta de fiscalización en algunos lugares y confusión normativa entre provincias y municipios.

“Contar con un DEA en espacios donde se suele acumular un número grande de personas, como oficinas, Pymes, clubes, establecimientos educativos, deportivos y culturales, puede ser determinante. Al mismo tiempo, su eficacia depende de actuar en una ventana crítica de 10 minutos, por lo que los dispositivos deben estar en un lugar accesible. Con este servicio, buscamos facilitar y economizar el acceso a una herramienta tan esencial para salvar vidas”, afirma Javier Fernández Cronenbold, cofundador de Jotatec.

Asimismo, añadió: “En los últimos años aumentaron considerablemente las consultas por parte de diferentes organismos para capacitar a su personal con cursos de RCP y adquirir un DEA. Creemos que en 10 años tener un DEA en las casas particulares va a ser tan común como tener otros dispositivos de emergencia, como alarmas y matafuegos”.

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