Politica
Los insólitos argumentos de la jueza que procesó a tres militantes peronistas por sedición
La jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, hizo un ensayo político en el que acusó a los seguidores de Cristina Fernández de Kirchner de haber desatado un “clima de sedición” tras la confirmación de la condena de la expresidenta.
Por Luciana Bertoia
La jueza federal Sandra Arroyo Salgado escribió en una resolución que los seguidores de Cristina Fernández de Kirchner desataron un “clima de sedición” desde que la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la condena contra la expresidenta en el caso de Vialidad. Arroyo Salgado habló, además, de un “intento sistemático por condicionar el funcionamiento regular de las instituciones democráticas” y de una maniobra para “desconocer el fallo de la autoridad máxima del Poder Judicial”. Toda esa caracterización, que ni los voceros más encolerizados del Gobierno se animarían hacer, tuvo un objetivo: procesar a los militantes peronistas Alesia Abaigar, Eva Mieri e Iván Díaz Bianchi por un escrache en la casa del diputado nacional José Luis Espert, aliado del presidente Javier Milei y cultor del lema “cárcel o bala”.
El 17 de junio pasado, un grupo de personas llegó hasta el domicilio de Espert en Beccar. Desplegaron un pasacalle que decía “acá vive la mierda de Espert”. Bajaron bolsas con estiércol y dejaron 51 panfletos. La logística incluía el uso de un Clio y de una camioneta Chevrolet. Arroyo Salgado recién describe este hecho en la página 31 del procesamiento que dictó el viernes, al filo de la feria judicial. Reconoce que no tiene un informe que explique si los celulares de los acusados impactaron en las antenas cercanas al domicilio del economista ni puede identificar con las imágenes que cuenta a quienes habrían participado del escrache.
Pese a que la reconstrucción del hecho es sucinta, la enumeración de delitos invocados por la jueza federal de San Isidro es bastante extensa: atentado contra el orden público, amenazas agravadas e incitación a la persecución u odio contra otra persona a causas de sus ideas políticas. También acusó a Abaigar, por ejemplo, de falsificación, alteración o supresión de la numeración de un objeto registrado porque habría tapado con cinta negra la patente de su auto. En el caso de Mieri, Arroyo Salgado le sumó el delito de malversación de caudales públicos por haber supuestamente dispuesto de una camioneta que estaba cedida en uso en el municipio de Quilmes.
Lo que para quienes se interesaron en la causa no pasó de ser una protesta contra un funcionario público –que incluso declaró que no se sentía condicionado para ejercer la función legislativa–, para Arroyo Salgado pasó a ser un evento comparable con los momentos “más oscuros” del país.
A diferencia de lo que planteó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) –que actúa como amicus curiae (amigo del tribunal) en la causa y sostiene que fue una protesta y, por ende, no se trata de un delito–, la magistrada sostiene que los hechos investigados “exceden con creces el marco de una protesta legítima”. Para ella, la acción buscó condicionar la labor parlamentaria de Espert e intimidar a su familia, ya que comparte la residencia con su pareja y los hijos de ella.
La jueza cargó con severidad contra Abaigar y Mieri por su calidad de funcionarias públicas. Una es funcionaria bonaerense y la otra es concejala en el partido de Quilmes. “No se puede, en nombre de ningún ideal, corromper el pacto fundacional que justifica la existencia del Estado”, escribió en una relectura de los contractualistas un tanto inocente, ya que Thomas Hobbes, John Locke o Jean-Jacques Rousseau no pensaban en el pacto social para impedir protestas sino que unos mataran a los otros. “Transforma la representación política en una herramienta de intimidación”, continuó la magistrada.
La teoría de la sedición
Arroyo Salgado terminó haciendo un ensayo político sobre la coyuntura que se inició a partir del 10 de junio, cuando Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti confirmaron la pena de seis años de prisión e inhabilitación perpetua contra CFK. “Se desencadenó un clima de sedición por parte de algunos de sus seguidores en el que las intimidaciones, amenazas y hechos de violencia contra las personas y las cosas fueron escalando en un espiral de preocupante intensidad”, teorizó la jueza.
Se preocupó, en un pie de página de la resolución, por definir qué entendía ella por sedición: “alzamiento colectivo tumultuario contra autoridad, orden público o la disciplina militar, sin alcanzar la gravedad de la rebelión”. Lo curioso es que ni Patricia Bullrich que ha denunciado en más de una oportunidad intentos de “sedición” o de “golpes de Estado” por marchas al Congreso vio una situación similar por los actos en apoyo a CFK.
Según la jueza federal de San Isidro, se “evidencia una voluntad explícita de sectores ideologizados de desconocer el fallo de la autoridad máxima del Poder Judicial mediante actos de presión social, hostigamiento y violencia indirecta”. Ni el Tribunal Oral Federal (TOF) 2, que tiene a su cargo la ejecución de la pena de CFK, ni la Casación, que confirmó la detención domiciliaria, escribieron algo por el estilo.
Para sustentar su posición, Arroyo Salgado se enfocó en hacer un relevamiento de prensa. Allí, mencionó que militantes de La Cámpora entraron al canal TN, que hubo pintadas en los canales de streaming Neura y Olga y en Radio Rivadavia, que reforzaron la seguridad en los tribunales de Comodoro Py, que hubo posteos contra los integrantes de la Corte, que la DAIA denunció amenazas antisemitas contra el camarista Mariano Borinsky y que la Asociación de Fiscales hizo lo propio con respecto a Diego Luciani y Sergio Mola.
En un apartado de su resolución, Arroyo Salgado mencionó que se cantaba “con los huesos de Luciani vamos a hacer una escalera para que Cristina baje del balcón a la vereda”. Para ella, era una reversión de una canción de Montoneros que hablaba del dictador Pedro Eugenio Aramburu, ejecutado por la organización en 1970. “La evocación de Aramburu no se inscribe en una casualidad, sino en una señal implícita”, vaticinó la jueza.
Todas las caracterizaciones que enseñó Arroyo Salgado son muy graves, y podrían ser el plafón que justifique otras intervenciones sobre quienes salen a las calles a expresar su malestar con distintas acciones. Según ella, hay un “intento sistemático por condicionar el funcionamiento regular de las instituciones democráticas mediante diversas formas de violencia” y “lo que subyace a estos actos no es un conflicto puntual entre personas sino una estrategia tendiente a la disuasión institucional”.
La jueza también habló de “autoritarismo informal”. O sea, no es autoritario quien tiene el poder sino quienes “desde los márgenes” buscan controlar las instituciones “mediante actos violentos, presión simbólica o discursos de odio”. Llegó incluso a hablar de la construcción de la otredad negativa, parafraseando al sociólogo Daniel Feierstein, aunque, en ningún momento, mencionó, por ejemplo, cómo el Presidente se refiere a los opositores, que suelen ser comparados con ratas, cucarachas o mandriles.
Final abierto
Además de dictar el procesamiento de Abaigar, Mieri y Díaz Bianchi, Arroyo Salgado sobreseyó a otras cuatro personas. Por un lado, Eva Pietrovallo y Alberto Daniel Protti –la mamá y la expareja de Abaigar–, quienes llegaron a ser detenidos por tener la cédula azul del Clio. En el caso de Protti, declaró que hacía cinco años que no tenía comunicación con su quien había sido su novia.
La jueza adoptó el mismo temperamento con respecto a Aldana Sabrina Muzzio y Candelaria Montes Cato. En otra curiosidad de la resolución, Arroyo Salgado había anticipado que les iba a dictar una falta de mérito cuando analizaba la responsabilidad penal. Sin embargo, en la parte resolutiva, les concedió el sobreseimiento.
Los procesamientos serán apelados. Cuando eso se materialice, deberán ser analizados por la Cámara Federal de San Martín. Allí, sus dos integrantes, Néstor Barral y Alberto Lugones, vienen poniendo límites al accionar de la jueza –lo que quedó en evidencia con la decisión de excarcelar a Abaigar y a Mieri, a quienes Arroyo Salgado había enviado al penal federal de Ezeiza.
Publicado en Página/12
Politica
El 18D toma volumen y músculo: las 62 Organizaciones Peronistas se suman a la marcha de la CGT al Congreso contra la reforma laboral
La movilización del próximo 18 de diciembre —el “12D sindical” que la CGT prepara como la primera gran pulseada callejera contra la reforma laboral del Gobierno— acaba de sumar un actor de peso histórico: Las 62 Organizaciones Peronistas, que anunciaron que marcharán junto a la central obrera y que ese mismo día presentarán un proyecto alternativo de reforma laboral, elaborado junto a laboralistas y especialistas del mundo sindical.
📝El comunicado, firmado por su Secretario General, José Ibarra, advierte que la iniciativa oficial impulsada por el Ejecutivo “pretende retroceder un siglo de conquistas laborales”, y llama a los trabajadores a movilizarse en defensa de sus derechos. Con esta adhesión, la jornada del 18D toma aún más volumen político y gremial, reforzando la capacidad de movilización del movimiento obrero organizado.

▶ Una señal fuerte en la previa: acompañamiento pleno a la CGT
‼ La incorporación de Las 62 Organizaciones Peronistas a la marcha es leída en el mundo sindical como un gesto de contundencia. La organización, histórica columna vertebral del peronismo gremial, mantiene presencia territorial y fuerza estructural en sectores clave como transporte, industria, comercio y servicios.
🗣 En el texto oficial, Las 62 expresan su “plena adhesión a la convocatoria de la CGT” y remarcan que estarán en la calle “junto al pueblo trabajador, defendiendo la dignidad y la memoria de nuestras conquistas frente al intento de retroceso laboral”.
▶ Un proyecto alternativo propio: la respuesta sindical frente al Congreso
💬 Uno de los puntos centrales del anuncio es que Las 62 darán a conocer un proyecto alternativo propio el mismo día de la movilización. Según indicaron, se trata de un documento desarrollado por laboralistas y técnicos vinculados al sindicalismo, con el objetivo de que “la voz de los trabajadores esté presente en cada instancia legislativa”.
CORRUPCION
HUMILLAR PARA DISCIPLINAR
En el Chaco hay escenas que no deberían existir en una democracia. Y, sin embargo, se repiten —cada vez con menos pudor— como si fueran parte del paisaje. Dos abogadas del fuero provincial fueron al Servicio Penitenciario Provincial a entrevistar a sus asistidos. No iban “a ver qué pasaba”. Iban con autorización judicial expresa, con una orden vigente y debidamente notificada. Aun así, las dejaron más de una hora y media a la intemperie, bajo el sol, sin permitirles el ingreso. La entrevista no se concretó.
No es un episodio menor. No es “una demora”. No es “un malentendido”. Es un método: humillar para disciplinar.
Porque cuando el Estado frena una entrevista autorizada, lo que está haciendo no es “poner orden”: está enviando un mensaje. Y el mensaje es simple, brutal y peligrosísimo: la defensa entra cuando nosotros queremos; la orden judicial vale si nosotros queremos; los derechos valen si nosotros queremos.
La trampa del “privilegio”
Cada vez que un abogado reclama condiciones mínimas de trabajo en un contexto de privación de libertad, aparece el coro previsible: “¿Qué privilegio reclaman?”.
Hay que decirlo con claridad: no es privilegio. Es garantía. Es una garantía para el desempeño profesional, y, por esa vía, una garantía para el ciudadano, para el imputado, para la víctima y para el propio sistema de justicia.
Nuestra ley procesal provincial reconoce que en el ejercicio profesional los abogados deben ser tratados con el respeto y consideración que se guarda a los magistrados. No para elevarnos a un pedestal, sino para impedir lo que está pasando: que el operador de turno, el funcionario de guardia o la lógica del castigo social decidan cuándo la defensa puede ejercer y cuándo no.
Si el abogado defensor puede ser humillado, demorado, hostigado o “castigado” por insistir en una orden judicial, entonces el derecho de defensa se transforma en un decorado. Se mantiene la forma —para la foto—, pero se vacía el contenido.
Y cuando la defensa es decorativa, la democracia también.
La defensa penal no es un enemigo
En paralelo al destrato institucional, crece un clima social que no es espontáneo. Se alimenta. Se produce. Se reproduce. En redes sociales se denosta a la defensa penal como si fuese una actividad vergonzante. Se confunde deliberadamente al defensor con el defendido. Y algunos discursos —incluso mediáticos— deslizan o afirman que quien defiende “encubre”.
Eso no es ignorancia: es una operación cultural que debilita el Estado de Derecho.
El defensor penal no está para “caer simpático”. Está para hacer lo que muchas veces nadie quiere escuchar: que el Estado debe probar, que debe investigar con reglas, que no puede “arreglar” con atajos, que la detención no puede ser un castigo anticipado, que la dignidad humana no se suspende por una imputación.
Defender no es justificar.
Defender es exigir legalidad.
Defender es poner límites.
Defender es recordar que el poder punitivo también debe rendir cuentas.
Cuando se instala la idea de que el abogado defensor es un “encubridor”, lo que se busca es otra cosa: habilitar el hostigamiento. Volver aceptable que se lo persiga, se lo amenace, se lo escupa simbólicamente hasta que un día el escupitajo sea literal. Y en causas de alta exposición —como lo vimos en el caso Sena— ese linchamiento mediático y material ya estuvo demasiado cerca de convertirse en tragedia.
No es exageración. Es experiencia.
El espectáculo de la vulnerabilidad
A este clima se suma algo todavía más degradante: la circulación de imágenes de personas detenidas —y, en particular, de un colega abogado— exhibidas en estado de vulnerabilidad, tratadas como objeto de consumo público. Como si la humillación fuese entretenimiento. Como si el dolor ajeno fuese un contenido más.
Esa lógica de zoológico humano no es “información”. Es castigo. Es escarmiento. Es pedagogía del miedo.
Y lo más grave: el escarmiento siempre necesita un nuevo cuerpo. Hoy es uno. Mañana es otro. Pasado, cualquiera.
“Hoy van contra ellos”.
La pregunta que duele
Hoy se señala a ciertos nombres, se los usa como símbolo de la época, se los expone, se los estigmatiza: Osuna, Gabriela Tomljenovic, Olga Mongeloz, Galassi. No importa aquí qué opinión tenga cada quien sobre cada caso. El punto es otro, y es institucional: si aceptamos que se castigue a la defensa por trabajar, mañana no habrá defensa posible para nadie.
¿De verdad vamos a naturalizar la “prisión por trabajar”?
¿Vamos a tolerar que un abogado sea tratado como sospechoso por ejercer su tarea?
¿Vamos a permitir que las órdenes judiciales se cumplan según el humor de un mostrador?
La democracia no se rompe de golpe: se desgasta. Se “acostumbra”. Se vuelve indiferente. Y un día, cuando alguien necesite que la ley lo proteja, descubre que la ley ya no está: quedó convertida en trámite, en papel, en relato.
Lo que juramos
Nos formamos durante años para defender derechos. Años de facultad, de estudio, de práctica, de errores y aprendizaje. Y el día de la matrícula, juramos algo que no es una frase decorativa: cumplir y hacer cumplir la Constitución.
Yo no lucho por una bandera corporativa.
Lucho, todos los días, por la calidad democrática y por el respeto a los derechos de todos los ciudadanos sin importar su condición. Lucho porque sé —como sabemos tantos— lo fácil que es perder el piso institucional cuando la sociedad aplaude el castigo y el Estado se acostumbra a no rendir cuentas.
Y por eso lo digo con toda la fuerza que exige este tiempo: no quiero que esto se vuelva costumbre en mi provincia.
Unidad, sí. Silencio, no.
La abogacía tiene que estar más unida que nunca. No para encubrir nada. Para defender lo elemental: que el ejercicio profesional no sea un deporte de riesgo; que el acceso a la defensa no dependa de humillaciones; que el respeto no sea un premio; que el derecho no sea un favor.
Unidad para decir basta cuando se obstaculiza una entrevista autorizada.
Unidad para repudiar el show de la vulnerabilidad humana.
Unidad para explicar —una y mil veces— que la defensa penal no es el problema: es una de las últimas barreras contra el abuso.
Porque lo que hoy se presenta como “mano dura” contra la defensa, mañana será mano dura contra cualquiera que incomode: periodistas, docentes, militantes, familias, ciudadanos comunes. La arbitrariedad no tiene ideología cuando se vuelve costumbre; solo tiene hambre.
Un límite civilizatorio
En un Estado de Derecho hay algo que no se negocia: la dignidad. La del detenido y la del defensor. La del imputado y la de la víctima. La del que cae bien y la del que cae mal. Si la dignidad se convierte en un bien selectivo, entonces ya no hablamos de justicia: hablamos de revancha.
El Chaco no necesita más escarnio. Necesita instituciones que funcionen, órdenes judiciales que se cumplan, y un sistema penal que no sea un teatro de castigo público.
Si hoy humillan para disciplinar, la respuesta no puede ser el silencio.
La respuesta debe ser un límite.
Porque cuando la defensa cae, cae con ella una palabra que todavía nos sostiene: República.
Por Celeste Segovia
*La autora es Abogada –Escribana- Magister en Derecho Penal, especialista en Derecho de Familia-Profesora Universitaria en Ciencias Jurídicas -Resistencia, Chaco.
CORRUPCION
Más purgas del gobierno de Zdero: echan a una trabajadora de Salud por ser concejala
Se trata de Soledad Bonilla, quién se desempeñó durante 10 años como contratada en el Ministerio de Salud del Chaco. Además, es concejala de la localidad de Hermoso Campo por el partido Frente Grande.
El partido Frente Grande del Chaco denunció que el despido de una trabajadora del Ministerio de Salud provincial, quién a su vez se desempeñaba como concejala en la localidad de Hermoso Campo, se dio en el marco de un acto de “persecución política” iniciada a partir de la asunción del gobierno de Leandro Zdero.
El partido reveló que Bonilla es trabajadora de Salud Pública en Hermoso Campo. Se desempeñaba como enfermera en el Hospital Arsenio Zeno. Desde hace 10 años es contratada del Ministerio de Salud y se desempeña “con aplicación y compromiso con su pueblo y su zona de influencia”.
En las PASO 2023, Bonilla integró las listas del Frente Grande en Hermoso Campo compitiendo dentro del Frente Chaqueño. Ingresó por la minoría en las listas y fue electa Concejala acompañando al actual Intendente.
Tras la asunción de Zdero, Bonilla fue objeto de múltiples persecuciones, entre ellas el traslado a una zona alejada de Hermoso Campo, que la ponía en problemas para criar a sus hijos y desempeñarse como Concejala.
“Soledad no se rindió a la persecución, aunque ambos ingresos no le permiten superar una canasta básica. Se mantuvo en su trabajo, se desempeñó como Concejala y sus ideas en alto”, destacaron desde el Frente Grande.
“Sin embargo, -advirtieron-, el gobierno provincial, como su líder nacional Milei, no soporta las diferencias y cree que es dueño del Estado. Por eso la despidió. Repudiamos a Zdero y su gobierno de persecución. Nos solidarizamos con Soledad Bonilla y exigimos su reincorporación”.
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