María Emma Córdoba tenía 26 años y estudiaba Medicina. El brutal femicidio conmovió a Ensenada en julio de 2017. El valiente testimonio de su amiga, Ana Laura González.
El 8 de julio de 2017 María Emma Córdoba estaba estudiando junto a su amiga Ana Laura González en su casa de la localidad de Punta Lara, en Ensenada. Era de madrugada, llovía, y de un momento a otro las dos se convirtieron en protagonistas de una escena digna de una película de terror.
Todo se desencadenó cerca de las 3 de la mañana, cuando Emma abrió el portón para dejar entrar a sus perros. Ese fue el momento que aprovechó Ariel Osvaldo Báez, su vecino, para ingresar también al domicilio armado con un revólver, cerrar con llave detrás de él y desatar un infierno.
Báez las violó a ambas, las golpeó con una pala y las apuñaló. Después de casi tres horas, como si su crueldad no hubiera sido suficiente, trató de incendiar la casa con las dos jóvenes adentro para borrar sus rastros. Pero no contó con que Ana Laura iba a sobrevivir. Su testimonio fue clave para que el femicida no quedara impune.
Así quedó la casa de Emma Córdoba, tras el incendio. (Foto: captura TN).
Las imágenes de aquella noche todavía persiguen a Ana Laura, pero son, cuenta ella, cada vez más esporádicas. En cambio, en Emma piensa siempre y tan solo aspira a que “algún día duela un poco menos” su muerte, cruel e injusta.
“Cada tanto (Emma) se me aparece en algún sueño y siempre intento abrazarla lo más que pueda, pienso en qué podría decirle si me reencontrara con ella”, dijo a TN Ana Laura González, a ocho años del femicidio de su amiga y a cuatro de la condena a prisión perpetua para Báez.
Y agregó: “Creo que principalmente le diría que acá la extrañamos y la amamos mucho, que la tenemos muy presente, que a veces hace mucha falta y que espero que esté orgullosa de nosotros, de cómo nos unimos y luchamos por conseguirle algo de justicia”.
El relato del horror
María Emma Córdoba, de 26 años y estudiante de Medicina, se había mudado desde La Plata a una casa que sus padres tenían en Punta Lara, para evitar que fuera ocupada por intrusos. Por su parte, Báez, había llegado al barrio hacía unos pocos meses y, según contaron los vecinos, ya había tenido algún cruce con el exnovio de la víctima porque le molestaban los perros que tenía ella.
“Yo lo conocí esa misma noche cuando llegue al barrio, que Emma me fue a buscar a la parada del colectivo”, relató Ana Laura, haciendo referencia al encuentro, supuestamente casual, que tuvieron con Báez horas antes del ataque. El hombre caminó con ellas algunas cuadras hasta que llegó a su casa, al lado de donde vivía víctima, y ellas siguieron adelante con sus planes sin imaginar que una de las dos, esa misma noche, terminaría muerta.
Unas horas más tarde, al ver que llovía cada vez más fuerte, fue que Emma le abrió la puerta a sus perros para que durmieran adentro y reapareció Báez, con un revólver en la mano. El hombre las redujo a golpes y abusó sexualmente de ellas. Podría haber escapado del lugar inmediatamente, pero se tomó el tiempo después de intentar deshacerse de la evidencia.
“Nos ató a la cama y nos roció con un aerosol prendido con un encendedor”, detalló Ana Laura en una entrevista anterior con Eltrece. Y siguió: “Al ver que no nos quemábamos, prendió fuego una frazada que estaba en la cama con nosotras arriba”. Desesperadas, las jóvenes lograron liberarse, pero al llegar a la plata de abajo se encontraron con Báez todavía en el interior del domicilio. “Nos estaba esperando con una pala”, recordó.
Emma y Ana Laura. (Foto: gentileza Ana Laura González).
Emma se llevó la peor parte de la paliza. Báez la golpeó, cada vez con más saña, hasta que le dio la estocada final: con el filo de la pala le cortó el cuello. Recién en ese momento el agresor huyó y las dejó encerradas, a merced de las llamas.
“Emma estaba inconsciente, pero todavía tenía pulso, en lo único que yo pensaba era en salir y sacarla a ella de ahí”, apuntó, sobre esos dramáticos instantes. Ana Laura corrió a la cocina, encontró las llaves, pero cuando volvió su amiga ya estaba muerta.
Con el paso de los años, más de una vez le preguntaron a ella por qué Báez se fue de ahí, dejando atrás una testigo del horror. Ana Laura no lo sabe con certeza, pero sugiere: “Supongo que me creyó muerta o dijo, si no se murió todavía, morirá en las llamas”.
Ella también pensó, aterrorizada, que no lograría salir viva de ese lugar. Pero pudo, corrió hacia la calle y pidió ayuda.
“Fue Ariel Báez”
La autoría del hechonunca estuvo en duda. La propia Ana Laura, apenas pudo escapar del incendio, denunció lo que había sucedido y acusó al vecino de Emma, el hombre que la propia víctima le había presentado esa misma noche más temprano, cuando se lo cruzaron en la parada del colectivo.
“Fue Ariel Báez”, aseguró ella, tras lo cual indicó que lo reconoció por “el tono similar de voz”, porque “tenía la misma ropa” y además porque su amiga durante el hecho lo nombró como “Ari”.
Ariel Osvaldo Báez fue condenado a reclusión perpetua. (Foto: captura TN).
Cuando la policía fue a buscar al sospechoso a su casa lo encontró durmiendo plácidamente en la cama, junto a su bebé y su mujer.
Báez llegó detenido al juicio por el caso que se hizo cuatro años después, a fines de 2021. Entonces el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de La Plata lo condenó a la pena de reclusión perpetua por el femicidio de Emma Córdoba y el intento de asesinato de Ana Laura González.
“La condena a Báez fue una especie de alivio”, definió Ana Laura en diálogo con TN, cuando se cumple un nuevo aniversario del hecho que marcó su vida para siempre. Aunque aclaró: “No merma el dolor que nos causó, la ausencia de Emma se siente muchísimo, pero al menos sentimos que nada de lo que se hizo luego de perderla fue en vano”.
En el mismo sentido, agregó: “No puedo decir que le di un cierre, porque todavía me queda mucho para trabajar internamente, pero pude cerrar la etapa de lucha por conseguirnos justicia”.
Diferentes finales
Ana Laura no esquiva la oportunidad de hablar de Emma: “(La recuerdo) siempre con su alegría tan característica, su humor tan inocente, su manera de enfrentar los momentos difíciles, de ayudar a los demás sin reparos”.
El fallo de la Justicia fue, como ella misma lo definió, un alivio entre tanto dolor. Solo un alivio. “Mi condena es para toda la vida“, afirmó con entereza en otra nota con TN.
En este sentido, la joven expresó: “Un montón de veces me pregunté qué hubiera pasado, pensé diferentes finales. Qué hubiera pasado si no hubiéramos abierto la puerta, si Emma se salvaba, si nos moríamos las dos…”.
Y concluyó: “La verdad es que nunca encuentro un final”.
Los estudiantes se movilizaron en reclamo de justicia. (Foto: captura TN).
El episodio ocurrió en la Escuela Valentín Vergara de La Plata y sorprendió a todos los que esperaban para votar.
Una escena digna de película se vivió este domingo en La Plata, cuando un joven de 21 años intentó escapar corriendo para no ser presidente de mesa en plena jornada electoral.
Todo sucedió apenas pasadas las 8 de la mañana, en la Escuela Valentín Vergara, ubicada en 7 y 33. El colegio todavía estaba cerrado porque faltaban autoridades para conformar las mesas, y una mujer salió a la vereda para pedir ayuda a los policías que custodiaban el lugar.
En ese momento, los oficiales convocaron al joven, que había llegado temprano para votar. Pero cuando le informaron que debía asumir como presidente de mesa, el chico se negó de manera rotunda y salió disparado, donde intentó huir de la responsabilidad.
El episodio ocurrió en la Escuela Valentín Vergara y de La Plata y sorprendió a todos los que esperaban para votar. (Foto: EFE / Juan Ignacio Roncoroni)
La policía lo persiguió y lo obligó a volver
La fuga duró poco: solo logró avanzar media cuadra antes de que los policías lo alcanzaran y lo llevaran de vuelta a la puerta del colegio. Las otras cinco personas que esperaban para votar miraron la escena entre la sorpresa y la risa nerviosa.
Los efectivos le explicaron que era su deber como ciudadano y que, si no cumplía, podía enfrentar consecuencias legales. Por eso, el joven aceptó y se sentó como presidente de mesa, resignado a pasar todo el domingo cumpliendo esa función.
El temor de los votantes a ser convocados
Mientras tanto, afuera del colegio, la gente empezó a juntarse con cierta timidez. Muchos miraban de reojo la puerta, temiendo ser llamados para ocupar algún cargo en las mesas y terminar como el protagonista de la mañana.
Pasadas las 8:30, la escuela seguía sin abrir por la falta de autoridades y fiscales, y el clima de nerviosismo se sentía en el aire.
Sheila estaba apurada y solicitó un viaje. Sin embargo, se asustó al ver que el vehículo no estaba en regla.
Una joven pidió una moto por aplicación y quedó sorprendida al ver que no tenía patente. A pesar de haber tomado igual el servicio para no llegar tarde al lugar donde tenía que ir, le dejó una lección al conductor y se hizo viral en TikTok.
La cuenta @lauti_motovlog compartió la publicación en la plataforma. Cuando llegó al lugar donde estaba la pasajera, le habló: “Buenas, ¿todo bien? ¿Sheila?“. La joven respondió: ”¿Y la patente?“.
El dueño de la moto acotó: “Está en trámite… ¿Querés ver que soy yo? Cómo quieras igual”. Enojada, la chica contestó: “Llego tarde, no importa, pero no debería ser así”.
“Pasa que hoy en día tardan mucho en darte una patente”, indicó el motoquero tiktoker. Sin embargo, la pasajera no se quedó atrás: “Y hoy en día es re peligroso subirse a una sin patente”.
Sheila mostró su enojo porque la moto que pidió no tenía patente. (Captura: TikTok/@lauti_motovlog)
Acto seguido, le pidió que le acercara la moto a la vereda para que pudiera subirse. “¿Querés que te lleve? Sino, no pasa nada”, insistió el conductor. “Ya lo pedí y llego tarde, no voy a pedir otro”, sentenció la chica antes de ponerse el casco.
El video llegó a 5,5 millones de reproducciones y 444 mil “me gusta”. “Genial la chica, si ofrecés un servicio por lo menos tenés las cosas en regla”, “tiene toda la razón la chica”, “yo trabajo de lo mismo y banco a la chica, está pagando un servicio” y “no deberían dejarte laburar sin patente, tiene razón”, fueron algunos de los comentarios que recibió el posteo.
Quiso pedirle dinero para cortar el vínculo, él pagó y la ocurrió algo inesperado.
Todo empezó como una charla de amigas en WhatsApp, pero terminó en un verdadero escándalo viral. Mariela recibió el mensaje de su mejor amiga, Pili, con una pregunta clave: “¿Y salís con el pibe de la tienda, al final?”. La respuesta fue tajante: “Sí, me gusta, es lindo, buena onda, todo, pero no tiene auto”. Del otro lado, la indignación no tardó en llegar: “Dios mío, Mariela, nada te viene bien”.
La conversación siguió subiendo de tono. Mariela confesó que el chico, Wally, le había propuesto encontrarse en un punto intermedio porque no tenía auto. “Si no tiene auto, seguro no tiene un peso, me va a hacer pagar hasta la propina”, lanzó, sin filtro. La amiga, entre risas y resignación, le sugirió un “truco”: “Decile que necesitás plata, metele cualquier excusa, eso espanta a cualquiera”.
El truco que salió mal: el chico le transfirió $35.000
Mariela puso a prueba el consejo y, para sorpresa de ambas, Wally le transfirió $10.000. “¿Qué? ¿En serio?”, preguntó Pili, entre asombro y carcajadas. Pero la historia no terminó ahí: la amiga la pinchó para que pidiera más. “Pedile $25.000, ahí te bloquea seguro”. Pero no: el chico volvió a transferirle otros $25.000.
“¿Qué onda este pibe?”, se preguntaron, entre la sorpresa y la duda. “No tendrá auto, pero parece que guita sí”, reconoció Mariela, que finalmente decidió aceptar la invitación a cenar.
Una joven intentó rechazar a un chico porque “no tenía auto”, pero la historia dio un giro inesperado. (Video: TikTok/@chacalboggiano).
La cena, la desaparición y el mensaje final
La noche parecía ir sobre rieles. Mariela le contó a su amiga que la estaba pasando “re bien”, que habían conectado y que todo fluía. Pero, de repente, el chico se fue al baño y no volvió más. Pasaron los minutos, el mozo fue a buscarlo, pero no había rastros de Wally.
Desconcertada, Mariela recibió un mensaje demoledor: “No tener auto no me hace menos importante. ¿Te pensás que no me di cuenta que me pediste plata para espantarme? Usá esos $35.000 para pagar parte de la cuenta. Yo me fui. Con interesadas, no salgo”. Acto seguido, la bloqueó.
El costo de la jugada: una cuenta de más de $150.000
La historia terminó con una captura de la cuenta: $157.300. “¿Y vos que no querías pagar la mitad? Te arruinó”, le dijo Pili, entre risas y resignación. “No tenía auto, pero te hizo chocar como si hubieras salido con Colapinto”, remató.
La anécdota, que mezcla picardía, prejuicios y un final inesperado, se volvió tendencia en las redes sociales.