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Bienestar

El sencillo hábito que puede reducir hasta un 40% el riesgo de muerte prematura

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Un estudio destaca que el mismo se puede iniciar en la edad adulta y proporciona importantes beneficios para la salud y la longevidad.

Un estilo de vida saludable es fundamental si queremos vivir más años y prevenir enfermedades asociadas al envejecimiento y hacer alguna actividad física es uno de los consejos que dan los especialistas para poder conseguirlo.

Ahora un nuevo estudio revela que las personas adultas que se mantienen activas de forma constante a lo largo de su vida pueden reducir su riesgo de morir de forma prematura hasta en un 40%. La investigación fue liderada por científicos de la Universidad de Queensland de Australia y en la misma se analizaron los datos de 85 estudios previos con una muestra total de más de ocho millones de personas.

El ejercicio puede comenzarse en la edad adulta. (Foto: Adobe Stock).
El ejercicio puede comenzarse en la edad adulta. (Foto: Adobe Stock).

Las conclusiones que surgieron tras el análisis muestran que llevar una vida activa reduce notablemente el riesgo de muerte temprana, mientras que, además, las personas que eran sedentarias, pero comenzaron a hacer ejercicio en la etapa adulta también experimentaron beneficios, con una reducción del riesgo de entre un 20% y un 25%.

El doctor Gregore Iven Mielke, del Centro de Investigación en Salud de Mujeres y Niñas de la Universidad de Queensland, subrayó que estos resultados demuestran que nunca es tarde para empezar a moverse y que cualquier tipo de actividad física cuenta. “Estos hallazgos son alentadores, especialmente cuando la actividad física constante no siempre es posible debido a las limitaciones de la vida”, afirmó y añadió: “Con frecuencia me preguntan si son demasiado mayores para empezar a hacer ejercicio; mi respuesta es no, pueden empezar ahora y obtener beneficios duraderos”.

El impacto de la actividad física

Esta investigación es el mayor metaanálisis que se realizó hasta ahora sobre el impacto de la actividad física en la salud y la longevidad, los resultados se publicaron en British Journal of Sports Medicine y muestran que tanto mantenerse activo, como empezar a hacer ejercicio en cualquier momento de la vida, puede disminuir el riesgo de muerte general entre un 20% y un 40 % y, en el caso de enfermedades cardiovasculares, entre un 30% y un 40%.

Además, el estudio plantea la posibilidad de que los beneficios del ejercicio físico realizado años atrás podrían mantenerse con el tiempo, un fenómeno que los investigadores llamaron “ahorro bancario de ejercicio”, aunque reconocen que se necesita investigar más para confirmarlo. Mielke también advierte que la forma en la que se comunica el mensaje de salud pública es clave.

Hacer una clase de spinning, es una buena opción para ejercitarse. (Foto:  Adobe Stock)
Hacer una clase de spinning, es una buena opción para ejercitarse. (Foto: Adobe Stock)

“A veces insistir demasiado en que hay que hacer ejercicio constantemente puede resultar contraproducente. La gente se siente presionada y termina abandonando”, ha explicado el investigador. “Lo importante es entender que cualquier movimiento suma y que incluso niveles bajos de actividad pueden tener un impacto positivo duradero”.

La inactividad física y la mortalidad

La inactividad física está considerada como el cuarto factor de riesgo de mortalidad a nivel mundial y se asocia con múltiples enfermedades crónicas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar entre 2,5 y 5 horas semanales de actividad física moderada o entre 1,25 y 2,5 horas de ejercicio intenso. También se pueden combinar ambos niveles de intensidad.

Una de las coautoras del estudio, Ruyi Yu, explicó que los resultados están en línea con las recomendaciones de la OMS, pero con un matiz interesante. “Vimos que incluso las personas que hacían ejercicio por debajo de los niveles recomendados obtenían beneficios, lo cual demuestra que hacer algo es mejor que no hacer nada”, señaló.

“Quienes fueron activos en su juventud y luego dejaron de hacer ejercicio podrían conservar una ligera ventaja, pero esa protección es incierta. Por eso lo mejor es mantener la actividad física de forma constante a lo largo del tiempo”, dijo. En tanto, los investigadores recomiendan elegir actividades que resulten agradables, ya que eso aumenta las probabilidades de practicarlas más a menudo y de mantenerlas en el tiempo.

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Bienestar

10 consejos para evitar lesiones en el pádel

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Es un deporte apasionante y cada vez más popular, pero como toda actividad física, conlleva ciertos riesgos si no se practica con conciencia y preparación.

El pádel es un deporte que exige reflejos, coordinación y fuerza. Sin una preparación adecuada, pueden aparecer lesiones que se vuelven crónicas. Eladio Vecchi, Lic. Kinesiólogo Fisiatra (M.N. 9151), especializado en rehabilitación deportiva, osteopatía y trastornos vestibulares, resume los puntos esenciales para disfrutar del juego sin dolor. Desde el calentamiento hasta el descanso, estas recomendaciones buscan cuidar el cuerpo antes, durante y después de cada partido.

En su práctica cotidiana con deportistas recreativos y de alto rendimiento, Vecchi detecta errores que se repiten: arrancar sin calentar, usar zapatillas no aptas para la superficie, repetir gestos técnicos con mala postura o volver a jugar después de una lesión sin una recuperación adecuada. “Muchas veces, las lesiones no aparecen de un día para otro. Se van gestando con hábitos que podrían corregirse con prevención”, advierte.

El cuerpo avisa con molestias leves antes de que aparezca una lesión. Escuchar esos signos es parte de jugar bien. (Foto: Adobe Stock)
El cuerpo avisa con molestias leves antes de que aparezca una lesión. Escuchar esos signos es parte de jugar bien. (Foto: Adobe Stock)

A continuación, comparte 10 claves prácticas y efectivas para jugar al pádel de forma segura, sin resignar intensidad ni disfrute:

  1. Realizá un calentamiento completo. Mové articulaciones, hacé estiramientos dinámicos y practicá desplazamientos similares a los del juego, al menos durante 10 minutos.
  2. Mejorá tu técnica. Golpear y moverte bien no solo mejora tu juego, también protege tus músculos y articulaciones.
  3. Usá equipamiento adecuado. Las zapatillas específicas para pádel ofrecen tracción y soporte. Elegí una paleta adaptada a tu fuerza y estilo.
  4. Fortalecé todo el cuerpo. Trabajá zona media, miembros inferiores y tren superior con ejercicios funcionales que imiten los gestos del juego.
  5. Mantené la flexibilidad. Estirar regularmente hombros, espalda y miembros inferiores ayuda a prevenir lesiones por tensiones musculares.
  6. Respetá los descansos. Si jugás fatigado, tus reflejos bajan y aumentás el riesgo de lastimarte.
  7. Hidratate y comé bien. Una nutrición adecuada mejora tu recuperación y sostiene el rendimiento físico.
  8. Volvé a jugar de forma gradual. Después de una pausa o una lesión, subí la intensidad en forma progresiva.
  9. Escuchá a tu cuerpo. Dolencias repetidas no son normales: si algo duele, consultá a un profesional.
  10. Dedicá tiempo a zonas clave. Hacé ejercicios de fuerza, estabilidad y propiocepción para hombros, codos, muñecas, rodillas, tobillos y zona lumbar.

Jugar sin dolor es posible

Muchas personas creen que las molestias son parte inevitable del deporte. Pero el cuerpo avisa cuando algo no está funcionando bien. Escucharlo, adaptar la carga y entrenar con criterio permiten disfrutar del pádel a largo plazo.

“La clave es no esperar a lesionarse para tomar conciencia”, señala Vecchi. Y concluye con una frase que guía su enfoque: “No hay mejor tratamiento que evitar la lesión”.

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Bienestar

Perder peso ayuda a eliminar células envejecidas y mejora la salud metabólica, según la ciencia

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Columnista invitada (*) l Una investigación reveló que adelgazar no solo reduce el riesgo de enfermedades: también elimina células dañadas que afectan al metabolismo.

Durante años, se supo que bajar de peso era beneficioso para la salud. Pero un nuevo estudio publicado en la revista Nature reveló que los beneficios son aún más profundos: la pérdida de peso desencadena un proceso de renovación celular que ayuda a eliminar células envejecidas y dañadas, una actividad clave en múltiples inflamaciones y enfermedades metabólicas.

Investigadores del Laboratorio de Ciencias Médicas del Consejo de Investigación Médica (MRC) de Londres y del Imperial College London analizaron más de 170.000 células de tejido graso humano. Participaron 70 personas con obesidad severa (índice de masa corporal superior a 35) que se sometieron a cirugía bariátrica, y se compararon sus muestras antes y cinco meses después del procedimiento.Los resultados fueron contundentes: la pérdida de peso desencadenó la descomposición y el reciclaje de lípidos —grasas— acumuladas en exceso. Este proceso no solo mejora el metabolismo, sino que reduce el impacto negativo en órganos como el hígado y el páncreas.

Renovación celular y reducción de la inflamación

Uno de los hallazgos más relevantes fue la disminución de células senescentes en el tejido graso. Estas células envejecidas ya no funcionan correctamente y liberan señales inflamatorias que pueden afectar al resto del organismo.

La pérdida de peso no solo reduce volumen: transforma profundamente el tejido graso. Foto: freepick
La pérdida de peso no solo reduce volumen: transforma profundamente el tejido graso. Foto: freepick

“Este estudio proporciona un mapa detallado de lo que realmente puede estar impulsando algunos de estos beneficios para la salud a nivel tisular y celular”, señaló el Dr. William Scott, autor principal de la investigación.

Los expertos observaron que perder aproximadamente 25 kilos ayudó a depurar estas células no funcionales, un proceso que no suele lograrse con otros tratamientos. Además, se incrementó el reciclaje lipídico, lo que sugiere que el tejido graso puede reconvertirse en un órgano metabólicamente activo después de la pérdida de peso.

Qué implica esto para la diabetes tipo 2

Aunque la pérdida de peso es una estrategia reconocida para mejorar el control glucémico y hasta alcanzar la remisión en algunos pacientes con diabetes tipo 2, este estudio aporta un nuevo enfoque sobre los mecanismos involucrados. Comprender cómo el tejido graso se transforma puede abrir la puerta a terapias que imiten estos procesos sin necesidad de una intervención quirúrgica.

Investigadores confirmaron la depuración de células dañadas. (Foto: Adobe Stock)
Investigadores confirmaron la depuración de células dañadas. (Foto: Adobe Stock)

Esta investigación ofrece una ventana poco común a los cambios que ocurren en el tejido graso durante la pérdida de peso y que pueden ser clave para mejorar la salud y poner la diabetes tipo 2 en remisión.

Es importante remarcar que algunos aspectos del sistema inmunológico, como ciertas células inflamatorias, no se normalizaron por completo tras la pérdida de peso. Esto sugiere que si una persona recupera el peso perdido, podrían reactivarse mecanismos inflamatorios perjudiciales.

(*) La dra. Susana Fuentes (M.N. 92.619) es especialista en clínica médica y diabetología. Magister en Diabetes. Integra el Equipo de Cirugía Bariátrica y Metabólica del Hospital “El Cruce” de alta complejidad.

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Bienestar

Qué alimentos puede comer una persona con prediabetes y cuáles debe evitar, según los expertos

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Aunque no siempre presenta señales visibles, esta condición puede derivar en cuadros más graves si no se actúa a tiempo. Qué recomiendan especialistas y guías médicas para el abordaje y la prevención

La prediabetes afecta a másLa prediabetes afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y puede revertirse con cambios sostenidos en la alimentación (Freepik)

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), la prediabetes se caracteriza por niveles de glucosa en sangre superiores a los normales, aunque sin alcanzar los valores que definen la diabetes tipo 2.

Se trata de una condición médica seria que incrementa el riesgo de desarrollar esa enfermedad, así como afecciones cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

De acuerdo con la Mayo Clinic, la prediabetes generalmente no presenta signos ni síntomas evidentes.

La prediabetes es una condiciónLa prediabetes es una condición en la que los niveles de azúcar en sangre están elevados, pero aún no alcanzan los valores diagnósticos de diabetes tipo 2 (Freepik)

Cuando esta condición progresa hacia la diabetes tipo 2, pueden aparecer manifestaciones más claras como aumento de la sed, micción frecuente, hambre excesiva, fatiga, visión borrosa, hormigueo o entumecimiento en pies y manos, infecciones recurrentes, heridas que cicatrizan con lentitud y pérdida de peso involuntaria.

Se estima que uno de cada tres adultos en Estados Unidos tiene prediabetes. Los investigadores señalan que el exceso de peso y la falta de actividad física regular son factores clave en el desarrollo de esta afección.

“La intervención temprana en la prediabetes es la clave para una reversión exitosa”, afirmó la dietista registrada de Cleveland Clinic Julia Zumpano.

Qué rol cumple la alimentación en el control de la prediabetes

Perder entre 5% y 10%Perder entre 5% y 10% del peso corporal puede reducir significativamente el riesgo de progresar a diabetes tipo 2 (Freepik)

Tanto Zumpano como su colega de la Universidad Johns Hopkins Tara Seymour coincidieron en que una alimentación saludable es una de las herramientas más efectivas para frenar el avance de la enfermedad. Estudios como el del Programa de Prevención de la Diabetes de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) demuestran que los cambios en el estilo de vida pueden ser incluso más eficaces que los medicamentos.

Según datos de la Asociación Americana de la Diabetes (ADA), una pérdida de entre el 5% y el 10% del peso corporal reduce significativamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Para una persona de 90 kilos, eso equivale a perder entre 4,5 y 9 kilos.

Qué alimentos conviene evitar y por qué

Las dietistas Julia Zumpano yLas dietistas Julia Zumpano y Tara Seymour recomiendan evitar el azúcar agregado y priorizar cereales integrales y proteínas magras (Imagen Ilustrativa Infobae)

Azúcares añadidos y bebidas azucaradas

Reducir el consumo de azúcar es el primer paso. “El azúcar es un carbohidrato de liberación rápida, por lo que eleva abruptamente la glucosa en sangre”, explicó Zumpano.

Algunos de los productos que concentran mayor cantidad de azúcares incluyen:

  • Galletas, tortas, barras de cereal y productos horneados.
  • Mermeladas, miel, jarabes y edulcorantes naturales como el agave.
  • Gaseosas, jugos, limonadas, cafés saborizados y tés endulzados.
Pan blanco, arroz refinado yPan blanco, arroz refinado y pastas comunes deben limitarse por su rápida absorción de glucosa (Imagen Ilustrativa Infobae)

Carbohidratos refinados

En Cleveland Clinic apuntan que si bien todos los carbohidratos elevan los niveles de azúcar en sangre, ciertos tienden a dispararlos bruscamente, lo cual no es ideal para regular el sistema. En ese sentido, hay carbohidratos que este centro médico llama “malos” y son los siguientes:

  • Pan blanco
  • Arroz blanco
  • Pasta tradicional
  • Snacks como papas fritas, galletitas saladas y pretzels
  • Alcohol y suplementos

El alcohol también actúa como carbohidrato. Zumpano recomienda evitarlo o consumirlo con moderación.

Qué alimentos ayudan a controlar el azúcar en sangre

Si bien no existe una única dieta específica para tratar la prediabetes, ciertos patrones alimentarios pueden ser útiles como guía.

La avena, la quinoa yLa avena, la quinoa y las legumbres ayudan a controlar el azúcar en sangre por su alto contenido de fibra (Andina)

Las proteínas saludables ayudan a desacelerar el ingreso de los carbohidratos al torrente sanguíneo, estabilizando así la glucemia, tal como apuntó Cleveland Clinic. También contribuyen a generar saciedad y reducir la necesidad de comer entre horas. Algunas fuentes recomendadas son los huevos, el pescado, el yogur griego, las aves sin piel, los cortes magros de carne roja, los frutos secos, las semillas, el queso parcialmente descremado, el requesón, el tofu y las legumbres como frijoles, guisantes y lentejas. En este último caso, al ser también carbohidratos, se sugiere evitar otros alimentos ricos en almidón cuando se los usa como fuente principal de proteínas.

Las verduras, en particular las que no contienen almidón, son ricas en fibra, lo que también retrasa la digestión y absorción de glucosa. Incluir una amplia variedad de vegetales como espárragos, alcauciles, remolachas, coles de Bruselas, brócoli, zanahorias, coliflor, apio, pepino, berenjenas, hojas verdes, hongos, cebollas, pimientos, rábanos, brotes, tomates, calabaza amarilla y calabacín, puede favorecer la sensación de saciedad y contribuir a un mejor control metabólico.

En cuanto a las frutas, se recomienda optar por aquellas con bajo contenido de azúcar, como los frutos rojos y el kiwi, y limitar el tamaño de la porción a una taza o menos por vez. Para disminuir el impacto glucémico, es aconsejable combinarlas con una fuente de proteínas, como frutos secos, yogur natural, queso en hebras o huevos duros, de acuerdo con Cleveland Clinic.

El huevo es una fuenteEl huevo es una fuente de proteína magra que ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en sangre y aporta saciedad en personas con prediabetes (Imagen Ilustrativa Infobae)

Según el modelo de la ADA, el 50% del plato debería estar compuesto por vegetales sin almidón. Ejemplos:

  • Brócoli, coliflor, espinaca, acelga
  • Pimientos, pepino, apio, calabaza
  • Tomates, cebolla, berenjena, hongos

Las frutas están permitidas, pero en porciones moderadas (una taza o menos). Lo ideal es consumirlas enteras, combinadas con una fuente de proteína (yogur natural, nueces, queso descremado).

Otros hábitos para abordar la prediabetes

En Harvard Health, en tanto, sugieren: “El tratamiento más eficaz para la prediabetes es perder el exceso de peso y hacer ejercicio al menos 30 minutos al día. La pérdida de peso y el ejercicio pueden mejorar la resistencia a la insulina y reducir los niveles elevados de azúcar en sangre para evitar que la diabetes progrese”.

Por último, las especialistas destacan la importancia del asesoramiento profesional, al asegurar que algunas personas con prediabetes tienen también colesterol alto, presión elevada u otras condiciones. Por eso, Seymour recomendó consultar con un dietista para adaptar el plan alimentario. “Pequeños cambios pueden generar grandes resultados”, concluyó.

La prediabetes da margen para actuar. Según los CDC: “La vida no siempre te da tiempo para cambiar el resultado. La prediabetes sí”.

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