Muchas personas eligen no tomarlo solo para que sea más tolerable y agradable.
El café por las mañanas es una de las opciones que eligen muchas personas para poder despertarse y arrancar el día con energía y ahora un nuevo estudio reveló que el café con leche puede ser más sano que el café solo.
Las personas que lo prefieren solo juran que la leche arruina el café, mientras que quienes prefieren el capuchino o el macchiato dicen que lo hace más digerible y menos agresivo, pero todo depende de lo que se busque: sabor, tolerancia gástrica o maximizar los compuestos bioactivos del café.
Muchos optan por agregarle leche al café. (Foto: Adobe Stock).
Las investigaciones de los últimos años ofrecieron una visión más matizada de lo que muchos creen y es que la leche en el café tiene beneficios. En 2023, un equipo de la Universidad de Copenhague demostró que cuando los polifenoles del café y las proteínas de la leche se unen, aumenta la respuesta antiinflamatoria de las células inmunitarias, lo que sugiere un posible beneficio de combinar leche y café (al menos a nivel preclínico). En otras palabras, la mezcla podría no tener efectos peores, e incluso, en algunos contextos, mejores, que el café solo.
La contraparte es que estudios observaron que beber café con leche puede reducir la biodisponibilidad de algunas de sus moléculas clave (por ejemplo, los aminoácidos clorogénicos), probablemente porque las proteínas de la leche se unen a ellos y alteran su absorción. En un estudio cruzado controlado, la excreción urinaria de metabolitos de aminoácidos clorogénicos fue menor cuando se consumieron juntos café y leche, lo que indica una menor disponibilidad sistémica inmediata.
Qué ocurre si se tiene deficiencia de hierro
Para las personas que tengan deficiencia de hierro o riesgo de tenerla, es mejor evitar el café y el café con leche cerca de las comidas, especialmente aquellos ricos en hierro no hemo (vegetal). Otro estudio también demostró que una taza de café reducía la absorción de hierro de las comidas en aproximadamente un 39% y, además, el calcio de la leche también puede inhibir la absorción de hierro cuando se consume simultáneamente.
Tanto si lo tomamos con leche como solo, el contenido de cafeína es el mismo y, según estudios europeos, una ingesta diaria de hasta 400 mg (unas 3-5 tazas, según el café) suele ser segura para adultos sanos. Sin embargo, el momento de la ingesta es crucial: beberlo por la tarde/noche puede interrumpir el sueño de muchas personas.
El café con leche no es un completo error y, si el objetivo es la tolerancia y el disfrute diario, la leche o las bebidas vegetales pueden hacer que el café sea más agradable sin denigrarlo. Si, por el contrario, el objetivo es maximizar los polifenoles a corto plazo, el café sin leche puede ser la opción más sencilla.
En tanto, si se tiene riesgo de deficiencia de hierro, hay que considerar consumir café y capuchino fuera de las comidas principales y, sea cual sea la preferencia, es importante mantener la moderación y respetar los horarios de sueño.
Entender por qué surge la crítica constante, la manipulación o el ninguneo y cómo se transforman es clave para mejorar el modo en que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos.
Las relaciones humanas son la base de la vida en comunidad y pueden potenciar nuestro bienestar o convertirse en una fuente de agotamiento y sufrimiento. La salud vincular exige comprensión, límites claros y un trabajo interno profundo para desactivar patrones que hieren, confunden o desgastan la vida cotidiana.
Relacionarse no es un talento innato: es una habilidad que se construye. Cada interacción, mínima o profunda, influye en nuestro bienestar psicológico y en la manera en que transitamos la vida. La actitud positiva, la escucha, la variedad de perspectivas y la capacidad de reconocer al otro como un sujeto completo son pilares que, cuando fallan, dan lugar a dinámicas nocivas.
Entre esos modos negativos de vincularse aparece lo que popularmente llamamos “toxicidad”. No siempre es evidente; muchas veces se esconde en gestos cotidianos, en tonos, en formas de comunicar o en patrones que erosionan vínculos laborales, familiares o afectivos.
“La etiqueta ‘persona tóxica’ intenta describir dinámicas que producen menoscabo emocional y hostilidad”, explica el psicólogo deportivo Gustavo Maure (M.N 9443), quien analiza este fenómeno desde una perspectiva psicoanalítica y vincular.
Señales que alertan sobre un vínculo que hace daño
La toxicidad puede manifestarse de maneras muy distintas: desde la crítica permanente hasta la manipulación emocional o el agotamiento psíquico generado por la victimización crónica. Además, es una forma de violencia emocional.
La toxicidad puede infiltrarse en relaciones de pareja, amistades, entornos laborales e incluso en el seno familiar, creando un clima de tensión y malestar generalizado. (Foto: Mujer ante el espejo – Delvaux, Paul. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza)
Maure detalla que estas señales suelen ser recurrentes:
Desvalorización crónica: ataques a la identidad del otro, no a un hecho puntual.
Ninguneo: ignorar, desestimar o hacer sentir irrelevante al otro.
Manipulación: desde la culpa hasta el gaslighting, distorsionando la realidad ajena.
Drenaje emocional: drama constante, conflictos repetidos, victimización.
Invasión de límites: no reconocer el “no”, la privacidad o la necesidad del otro.
Falta de responsabilidad: negar errores y desplazar la culpa hacia afuera.
Detrás de estos patrones suele haber miedo, inseguridad, una necesidad de control o una defensa narcisista que protege una imagen interna frágil.
¿Y si la conducta tóxica es propia?
El primer paso es la capacidad de observarse sin justificarse: “Una persona puede reconocer estos comportamientos preguntándose cómo reacciona la gente a su alrededor, si los conflictos son permanentes o si su impulso inicial ante un error es criticar”, señala Maure.
Para avanzar:
Toma de conciencia plena.
Frenar impulsos de crítica o control.
Cuidar la forma y la oportunidad al comunicar.
Aprender de modelos positivos.
Construir vínculos desde la cooperación, no desde la jerarquía emocional.
Maure afirma que toda conducta tóxica vuelve, tarde o temprano, contra quien la ejerce. Reconocerlo es esencial.
Cuando daña a los demás:
deterioro del vínculo
pérdida de confianza
desgaste emocional ajeno
Cuando daña a uno mismo:
aislamiento social
aumento de la angustia
rigidez emocional
incapacidad de autocrítica
La toxicidad no es solo un problema relacional: es un modo de sufrir.
Cómo salir del miedo, el perfeccionismo y la necesidad de control
Estos mecanismos suelen ser defensas ante la angustia. Para desarmarlos, Maure recomienda:
dejar de interpretar cada desacuerdo como un ataque
usar el humor compartido para flexibilizar vínculos
practicar la escucha activa
aceptar el error propio y ajeno
soltar el intento de controlar lo que el otro quiere o siente
El desafío es pasar de la rigidez a la flexibilidad emocional.
Límites sanos: protegerse sin entrar en la dinámica tóxica
Quienes conviven o trabajan con personas tóxicas necesitan herramientas claras:
No escalar el conflicto.
Establecer límites concisos y firmes.
Reducir la inversión emocional.
Evitar la justificación excesiva.
No asumir culpas proyectadas.
La consulta terapéutica puede ser necesaria tanto para quien ejerce conductas tóxicas como para quien las padece.Cuando el conflicto se repite, cuando los vínculos se deterioran, cuando la autoestima cae o cuando la angustia domina, buscar ayuda es clave. Las terapias de orientación psicoanalítica o psicodinámica permiten trabajar no solo la conducta, sino el origen emocional de estos patrones.
“El que ama, se hace humilde”, recordó Freud. Mejorar los vínculos implica renunciar al narcisismo, reconocer al otro y construir puentes donde antes había distancia. La salud vincular, dice Maure, es un trabajo diario, una elección y una práctica constante
Los desarrollan expertos de Alemania. Cómo podrían resolver desafíos comunes y acelerar la llegada de terapias efectivas
Científicos en Alemania desarrollan un método automático para crear organoides pulmonares en laboratorio (Archivo Freepik)
Los organoides son pequeños grupos de células cultivadas en laboratorio que se organizan de manera similar a un órgano real.
Contienen varios tipos de células del órgano original y reproducen, en miniatura, algunas de sus funciones y estructuras.
Ahora, un grupo de científicos de Alemania diseñó una forma sencilla y automática de fabricar “mini pulmones” en el laboratorio. Los resultados fueron publicados en la revistaFrontiers in Bioengineering and Biotechnology.
Se trata de organoides pulmonares. Es un avance que podría permitir que esos modelos celulares se generen de forma más rápida, eficiente y con menos intervención manual.
Cuáles serían los beneficios
Los organoides pulmonares reproducen funciones y estructuras clave del pulmón real. Podrían mejorar el estudio de enfermedades respiratorias./ Frontiers
De esa manera, se podría facilitar la investigación, el desarrollo de medicamentos y la posibilidad de personalizar tratamientos para enfermedades respiratorias.
Solo se requiere un tanque especial con líquido oxigenado y movimiento constante para ver cómo nacen estos modelos celulares en cantidades enormes.
Antes, producir organoides demandaba paciencia y trabajo detallado. Era como armar un rompecabezas, célula por célula, a mano.
El nuevo sistema permite que, en vez de dedicar horas a cada pequeño “pulmón”, los científicos usen un método casi automático.
El nuevo sistema permite fabricar mini-pulmones de manera rápida y eficiente, reduciendo la intervención manual en el proceso. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Así pueden probar medicamentos, investigar malas condiciones del pulmón e incluso usar células del mismo paciente para saber cómo funcionaría un tratamiento.
En el futuro, esto podría ayudar a evitar pruebas innecesarias en pacientes o terapias poco efectivas.
El trabajo fue liderado por Diana Klein en la Universidad de Duisburgo-Essen, Alemania.
Desafíos y metas claras
El avance podría acelerar el desarrollo de medicamentos y la personalización de tratamientos para afecciones pulmonares. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Hasta hace poco, hacer organoides era tan trabajoso que no resultaba práctico. Por eso, los científicos querían que la fabricación fuera sencilla, eficiente y permitiera armar grupos grandes a la vez.
La meta principal era diseñar un sistema automático y masivo, sin perder la calidad necesaria para la investigación preclínica.
Los expertos sabían que, si las células evolucionaban solas en un sistema bien guiado, podrían multiplicar la cantidad de organoides y crear una “fábrica de mini pulmones”.
Los organoides, al tener los mismos tipos de células que el órgano real, resultaban más útiles que las líneas celulares habituales.
El objetivo de los científicos en Alemania era también saber si el método automático reproducía a la perfección los elementos más importantes del pulmón.
Un método novedoso y sencillo
El método utiliza células madre y un tanque especial con líquido oxigenado para generar grandes cantidades de organoides. (Archivo Imagen Ilustrativa Infobae)
El proceso empieza con células madre, que tienen el potencial para convertirse en diferentes clases de células del cuerpo. Estas se cultivan en placas plásticas hasta que crecen lo suficiente.
Después, los científicos las separan y las colocan en una placa antiadherente, donde forman unas esferas celulares llamadas cuerpos embrioides.
En ese punto, los cuerpos embrioides reciben factores de crecimiento, sustancias semejantes a las que ayudan a formar el pulmón durante el desarrollo de un bebé.
Así, las células toman la forma y función de las que componen el pulmón. Klein destacó: “El mejor resultado por ahora —simplemente— es que funciona”.
Aunque los organoides automáticos son más grandes, presentan menos agrupaciones de alvéolos que los fabricados manualmente/Archivo Robina Weermeijer Unsplash
Posteriormente, los cuerpos embrioides van al tanque especial, con una membrana en movimiento y medio oxigenado. En paralelo, se hace un grupo de control de forma manual, para comparar.
Luego de cuatro semanas, aparece el resultado. Tanto el método automático como el manual logran estructuras con vías respiratorias y alvéolos.
Sin embargo, los organoides manuales tienen más células de alvéolo y los automáticos resultan más grandes, con menos agrupaciones de alvéolos.
Cuáles son los pasos próximos
El equipo liderado por Diana Klein en la Universidad de Duisburgo-Essen busca optimizar la calidad y cantidad de mini-pulmones producidos./Archivo
A pesar del avance, estos mini pulmones aún no incluyen células inmunitarias ni vasos sanguíneos.
No tienen circulación de sangre, así que el ambiente se mantiene estático. De todas maneras, sirven para probar medicamentos y tratamientos personalizados.
El equipo de Klein admite que queda mucho por mejorar, pero ya se abrió una puerta para encontrar terapias más eficaces y rápidas para enfermedades respiratorias
Incorporar una pausa alimentaria a media tarde ayuda a estabilizar el apetito, disminuir el estrés y sostener la concentración durante la jornada, afirman especialistas de Harvard y recientes estudios citados por Vogue. Cuáles son las alternativas nutritivas recomendadas
Recuperar el hábito de la merienda en la adultez favorece el bienestar físico y mental, según expertos (Imagen Ilustrativa Infobae)
Recuperar el hábito de la merienda, tradicionalmente vinculado con la infancia, puede convertirse en una herramienta valiosa para el bienestar físico y mental en la vida adulta. Según expertos citados por Vogue, incorporar una pausa alimentaria a media tarde ayuda a mantener la energía y la concentración, y contribuye a reducir la ansiedad y el estrés.
Origen y significado histórico de la merienda
La costumbre de merendar tiene raíces profundas en la historia. La palabra “merienda” proviene del latín “merenda”, que hacía referencia a “lo que debe merecerse”, es decir, un alimento reservado para quienes completaban una tarea o una jornada exigente.
Relatos históricos la describen como la ración ligera que recibían los soldados tras el entrenamiento, funcionando como recompensa y medio de recuperación. Expertos consultados por Vogue destacan que la ciencia del comportamiento actual respalda este enfoque: estudios en psicología y neurociencia han demostrado que introducir pequeñas pausas asociadas al bienestar mejora la percepción del esfuerzo, reduce la fatiga y fortalece la adherencia a rutinas saludables.
Beneficios psicológicos y fisiológicos
Más allá de su valor simbólico, la merienda puede convertirse en un acto de autocuidado. Elegir una fruta, frutos secos o una tostada integral no solo aporta nutrientes, sino que también representa un momento para detenerse y reconocer el trabajo realizado.
Las pausas alimentarias recomendadas por Vogue ayudan a mantener el cerebro activo durante el día (Imagen Ilustrativa Infobae)
Una investigación publicada en The Journal of Nutritiondemuestra que incorporar un refrigerio saludable a media tarde, como hummus o frutos secos, reduce el consumo posterior de postres y dulces en casi un 20%. Además, este hábito aumenta la sensación de saciedad y mejora el control glucémico después de varias horas sin comer.
En tanto, expertos consultados por Vogue afirman que este tipo de pausas alimentarias ayudan a mantener el cerebro despierto y evitan la sensación de carencia al final del día. Además, la merienda actúa como un puente entre la comida y la cena, estabilizando los niveles de glucosa y reduciendo el impacto de la fatiga mental, especialmente en jornadas laborales extensas.
Según Harvard Medical School, los frutos secos, el yogur con frutas frescas o una combinación de granos integrales y proteínas aportan energía sostenida y han demostrado activar áreas cerebrales vinculadas al control del apetito y a la función cognitiva, favoreciendo la concentración y el bienestar emocional durante la tarde.
Una merienda nutritiva puede ser clave para evitar el hambre acumulada que, en muchos casos, desencadena comportamientos alimentarios impulsivos y elecciones poco saludables. Cuando el cuerpo pasa muchas horas sin alimento, se activan los centros de recompensa cerebral, lo que puede llevar a picoteos y a una mayor sensación de inquietud. Incluir una merienda equilibrada ayuda a mantener la ansiedad bajo control y favorece una mejor gestión del apetito.
Ayuno intermitente y mitos asociados
El ayuno intermitente gana popularidad y despierta interrogantes sobre la importancia de la merienda en la dieta diaria (Freepik)
El auge del ayuno intermitente ha generado dudas sobre la conveniencia de merendar. Es por eso que los expertos aclaran que este método no consiste en saltarse comidas al azar ni en pasar hambre para compensar excesos. El ayuno intermitente se basa en prolongar el tiempo entre dos ingestas, sumando las horas de sueño al periodo sin comida.
Los estudios más recientes indican que los beneficios metabólicos aparecen cuando se superan ventanas de 12 a 14 horas sin ingerir alimentos. Por debajo de ese umbral, los efectos sobre la regulación del apetito y la energía son limitados. Por tanto, merendar no rompe el ayuno si la última comida principal fue al mediodía; incluso puede facilitar el cumplimiento de las horas de ayuno si la merienda se convierte en la última ingesta del día, siempre que sea completa en términos nutricionales.
Cómo estructurar una merienda equilibrada
Para quienes buscan una guía práctica, Harvard Health Publishing sugiere que los refrigerios pueden ser parte de un patrón alimentario saludable si se eligen alimentos integrales, minimizando los ultraprocesados y priorizando combinaciones de proteínas, grasas saludables y carbohidratos complejos. Ejemplos recomendados incluyen yogur griego con bayas, hummus con bastones de vegetales frescos, frutos secos mezclados con cerezas deshidratadas, o galletas integrales con mantequilla de almendra
Asimismo, Vogue recomienda otra estrategia: el Plato de Harvard. Esta herramienta visual propone que la mitad del plato esté compuesta por frutas y verduras frescas, un cuarto por proteínas de calidad (como pescado, pollo, huevos o tofu) y el último cuarto por carbohidratos integrales (quinoa, arroz integral o pan 100% de grano entero).
El Plato de Harvard es una guía visual recomendada por expertos para una alimentación equilibrada y saludable (Imagen Ilustrativa Infobae)
Además, recomiendan añadir una pequeña cantidad de grasas saludables, preferiblemente aceite de oliva, y optar por agua como bebida principal. Esta composición favorece la saciedad, estabiliza la energía y contribuye a un descanso nocturno más reparador.
La importancia de escuchar las señales del cuerpo
La decisión de merendar o no debe basarse en las señales reales de hambre y saciedad, y no en reglas rígidas. Los expertos consultados por Vogue señalan que la alimentación intuitiva permite tomar decisiones más estables y menos impulsivas. Si aparecen síntomas como irritabilidad, dificultad para concentrarse o una urgencia por comer cualquier cosa, es probable que se trate de hambre acumulada.
En cambio, si la energía se mantiene estable durante la tarde, puede no ser necesario añadir una comida extra. La clave está en distinguir entre necesidad y simple impulso, y en reconocer que ignorar las señales del cuerpo no es sinónimo de autocontrol, sino de desconexión.
Adaptar la merienda a las necesidades personales, sin imponer normas estrictas, permite que este hábito recupere su valor como pausa de bienestar y autocuidado, guiando las elecciones alimentarias hacia un mayor equilibrio y satisfacción diaria.