CORRUPCION
Dope Thief en Rosario: Policías torturaban y robaban cocaína a los dealers
Los detuvieron el año pasado por robar 15 kilos de cocaína. Ahora revelan que usaron picanas para que confesaran donde guardaban la droga.
En agosto del año pasado un grupo de ocho policías de Rosario quedaron presos por armar una brutal emboscada contra un grupo de dealers a los que en un allanamiento ilegal les robaron 15 ladrillos de cocaína, armas de fuego y 50 mil dólares. Ahora cayó preso el jefe que los conducía. Y con eso quedó al desnudo la brutalidad que las fuerzas del orden aplicaron para concretar sus objetivos. Una escena que incluyó torturas con picana eléctrica a dos vendedores para obtener información de dónde estaba guardada la droga.
El diálogo entre dos policías de este grupo deja ver que la tortura es un modus operandi. Utilizaban una picana robada por uno de ellos en un bunker. El sadismo se revela como moneda corriente. Disfrutan contando cómo arrancaron la información que los llevó hasta los que tenían esa partida de cocaína con un salvaje apriete a dos vendedores pequeños a los que atormentaron un rato antes.
En los teléfonos de estos mismos queda probado, meses antes, que torturaban. Entre risas comentan lo que hicieron con una persona a la que llevaron a un descampado. “Jajaja. Cómo lloraba el de la vía” dice uno de los policías. “No tiene desperdicio”, le replica su colega. Finalmente el primero dice que necesita “dar otra sesión de masajes eléctricos”.
Lo que quedó expuesto completa el descenso a un infierno urbano, una bestialidad que terminó con una acusación por torturas contra seis policías que ya estaban imputados. Lo que pasó en esa casa de barrio Azcuénaga de Rosario, en la calle Forest 5600, es una película neo noir donde efectivos de la policía rosarina se burlan de los fiscales, asaltan una casa donde saben que hay droga y se la llevan después de someter a una pesadilla a los que estaban en la vivienda.
El que detuvieron ahora es Miguel Alberto Aguilar, jefe de Servicio de la Compañía Alfa de la Policía de Acción Táctica (PAT) de Rosario, que estaba a cargo de la dotación que irrumpió en la casa y al que apresaron en su vivienda de la ciudad de Coronda. En la audiencia judicial se reprodujo la conversación entre dos de los policías imputados que surge ahora. El oficial Guillermo Toledo le cuenta a su colega Juan Angel Balais cómo obtuvieron la información para encontrar los 15 ladrillos de cocaína. A Abel Ferrara, de Un maldito policía, el diálogo le habría dado pudor.
“Encontramos a un loco en la puerta de un búnker. Le entramos a revisar el celular y tenía fotos de una metra, fierros. Lo secuestramos. Lo llevamos al medio del campo. Se llevó una cagada a palos. Con todo lo que le hicimos, no dijo ni una palabra. Le rompimos la cabeza a pistolazos, lo cagamos a palos con un fierro, lo meamos, lo ahorcamos. No sabés todo lo que le hicimos. Lo dejamos tirado en el medio de la nada, medio en pelotas. No dijo una palabra. Alto soldado era”, dice Toledo.
Este audio está en un intercambio del 17 de septiembre de 2024. Unos meses antes, en abril del año pasado, Toledo le explica a un subalterno cómo obtener información en forma ilícita. “Los fierros que metimos la guardia pasada en el oeste, paramos a uno que tenía droga, a ver el teléfono… y es esa foto con los fierros. Y así es, ya le vas a encontrar la vuelta. Depende la dotación que te toque. Tenés que ir viendo cómo laburan los que están con vos”, explica Toledo.
Este policía está hablando sobre la metodología en los operativos. Al describir la gravedad de esa situación, la fiscal María Virginia Sosa definió al policía como “un verdadero pedagogo de la ilegalidad”.
El robo de los 15 kilos de cocaína que concretaron los policías tiene dos pasos. La secuencia empezó a la tarde del 13 de agosto de 2024 cuando un par de policías dan con un par de dealers, en la calle Jean Jaures 5500, a los que golpean y torturan con picana eléctrica para sacarle la dirección “del pez gordo”, vale decir, el proveedor. Bajo esos apremios brutales estos revelan que el suministro viene de la casa de calle Forest.
Ahí cayeron tres móviles de la PAT sin orden judicial y en esa tarde tan espesa arrasaron con la casa. Había tres adultos y dos niños de ocho y un año frente a los cuales actuaron con violencia extrema hasta encontrar los 15 ladrillos de droga, 50 mil dólares, 285 mil pesos y una veintena de armas. Este procedimiento fue a las 18.31 de ese 13 de agosto como consecuencia de los datos que pasaron los dos dealers torturados dos horas antes en la calle Jean Jaures.
Estos dos habían sido detenidos con un kilo de cocaína por el mismo grupo policial. Según testigos durante el procedimiento lloraban adentro de una camioneta. Un equipo conducido por el fiscal Javier Arzubi Calvo los convocó a declarar. Allí surgió que los policías los habían torturado con picana eléctrica para que dijeran quién era el que los proveía. Bajo ese apremio escupieron lo que le pedían.
“Los policías revisaron los celulares de los dos detenidos, amenazaron el futuro de sus familias, les aplicaron golpes y descargas eléctricas sobre sus cuerpos con un dispositivo que uno de los policías tenía en su poder. Insistieron hasta obtener el dato y luego, en los móviles policiales, fueron a Forest al 5600”, dijo la fiscal federal Sosa.
Que tenían una picana eléctrica quedó probado por las propias conversaciones de los policías. En un momento en que producían operativos efectivos del mismo grupo mencionan la dirección de un lugar donde “volvieron a activar”. Un integrante pregunta dónde es la acción y otro le responde: “Donde Balais hizo el secuestro de la picana”. Ese lugar era un bunker y de allí lo robaron. ¿Dónde se encontró la picana? “En la mochila de suboficial Balais cuando fue allanado”, dijeron los fiscales en la audiencia judicial.
Los fiscales federales desplegaron audios de distintos momentos, que provienen de los celulares secuestrados a los policías, para mostrar que la tortura con picana era un hábito.
De lo más interesante es la temeridad advertida en el suboficial Toledo, del cual se advierte que con ocho años en la fuerza tenía un desempeño consolidado en todo tipo de delitos. Un ejemplo contundente es cómo procedió con los 15 ladrillos de cocaína que les robaron a los traficantes: se la llevó a su propia casa.
Y la preocupación de Toledo no era tener en su vivienda esa partida mejicaneada a unos narcos, o las consecuencias penales de ese acto, sino que alguien pudiera robársela a él. Con los policías ya tenían colocada esa droga según surge con claridad de sus teléfonos. Habían gestionado su venta en la ciudad de Santa Fe. Y hasta habían hecho cálculos de la plata que iban a ganar con esa operación. Calcularon que iban a obtener ganancias por 155 millones de pesos. Eso incluía el dinero que le sacaron a los que tenían los ladrillos.
Los ocho policías quedaron ahora con prisión preventiva por los próximos seis meses dispuesta por el juez federal Carlos Vera Barros. Uno de ellos, el jefe Aguilar, estará preso por 90 días. Están imputados como coautores de los delitos de omisión de evitar torturas, allanamiento ilegal, privación ilegítima de la libertad agravada, robo agravado, incumplimiento de deberes de funcionario público, comercio de estupefacientes e integrar una asociación ilícita.
CORRUPCION
PIMP!!! LA JUEZA QUE CERRO LA VERDULERIA es ucr-libertaria? Y FUE FUNCIONARIA DE AIDA junto al Gobernador Leandro Zdero
Esta es la Jueza Municipal de Resistencia Matilde Campias que dejo en la calle a mas de 100 familias que hoy NO tienen para comer en estas fiestas … es una verguenza lo que hace a traves del municipio que deja mucho de desear la Gestion de Roy Nikisch
Como se ve en la foto que aparece Aida Ayala y Leandro Zdero junto a la Jueza Matilde Campias
“Somos más de 70 familias que nos quedamos sin trabajo” bronca por clausura municipal de Roy Nikisch

Sin embargo, la respuesta oficial es el silencio, algo que resulta incomprensible para un comercio que ya pasó por más de 100 inspecciones en lo que va del año sin haber tenido este tipo de inconvenientes.
El nudo del conflicto parece estar en la constancia catastral del terreno, un predio que pertenecía al antiguo Tiro Federal y que la familia ocupa hace más de dos décadas bajo la figura de prescripción. Priscila denunció una maniobra llamativa: mientras que en el Registro de la Propiedad Inmueble y en Catastro Provincial los papeles figuran a nombre de su familia, el municipio se niega a entregar el certificado local. Según sus palabras, los empleados municipales le habrían confesado que “tienen orden de arriba de no darme la constancia”, lo que alimenta las sospechas de una persecución dirigida.
Es imposible no ver el componente político y la falta de “tacto” en las fechas que transitamos. Cerrar una fuente de trabajo de esta magnitud en diciembre, con los índices de desocupación que golpean al Chaco, parece una medida tomada desde un escritorio sin mirar la realidad de la calle. “Los tiempos que ellos manejan no son los nuestros; nosotros tenemos mercadería y gente que vive el día a día”, reclamó la comerciante, remarcando que el negocio paga impuestos y tiene a gran parte de su personal debidamente registrado.
Por ahora, la última esperanza de las 70 familias reside en la Justicia. Se ha presentado un recurso de amparo que busca habilitar días y horas inhábiles debido a la urgencia y al receso judicial que se avecina. Mientras tanto, la mercadería sigue perdiéndose y el malestar crece en una zona de la ciudad que depende de este pulmón comercial para abastecerse a precios accesibles. Resta esperar si algún funcionario municipal decide “dar la cara” y ofrecer una salida racional que priorice el trabajo genuino.
No sera un vuelto politico para perjudicar a Alejandro Aradas en el 2027 … porque fue el presento su candidatura a Intendente el mismo juego que lo hacian con Gustavo Martinez los empleados de los politicos que trabajan en el Municipio
Pronto seguiremos con mas informacion… por que son muchas familias que pasaran una triste navidad por una interna politica partidaria y toman a la gente de reen de sus conflictos
CHACO PRENSA
CORRUPCION
HUMILLAR PARA DISCIPLINAR
En el Chaco hay escenas que no deberían existir en una democracia. Y, sin embargo, se repiten —cada vez con menos pudor— como si fueran parte del paisaje. Dos abogadas del fuero provincial fueron al Servicio Penitenciario Provincial a entrevistar a sus asistidos. No iban “a ver qué pasaba”. Iban con autorización judicial expresa, con una orden vigente y debidamente notificada. Aun así, las dejaron más de una hora y media a la intemperie, bajo el sol, sin permitirles el ingreso. La entrevista no se concretó.
No es un episodio menor. No es “una demora”. No es “un malentendido”. Es un método: humillar para disciplinar.
Porque cuando el Estado frena una entrevista autorizada, lo que está haciendo no es “poner orden”: está enviando un mensaje. Y el mensaje es simple, brutal y peligrosísimo: la defensa entra cuando nosotros queremos; la orden judicial vale si nosotros queremos; los derechos valen si nosotros queremos.
La trampa del “privilegio”
Cada vez que un abogado reclama condiciones mínimas de trabajo en un contexto de privación de libertad, aparece el coro previsible: “¿Qué privilegio reclaman?”.
Hay que decirlo con claridad: no es privilegio. Es garantía. Es una garantía para el desempeño profesional, y, por esa vía, una garantía para el ciudadano, para el imputado, para la víctima y para el propio sistema de justicia.
Nuestra ley procesal provincial reconoce que en el ejercicio profesional los abogados deben ser tratados con el respeto y consideración que se guarda a los magistrados. No para elevarnos a un pedestal, sino para impedir lo que está pasando: que el operador de turno, el funcionario de guardia o la lógica del castigo social decidan cuándo la defensa puede ejercer y cuándo no.
Si el abogado defensor puede ser humillado, demorado, hostigado o “castigado” por insistir en una orden judicial, entonces el derecho de defensa se transforma en un decorado. Se mantiene la forma —para la foto—, pero se vacía el contenido.
Y cuando la defensa es decorativa, la democracia también.
La defensa penal no es un enemigo
En paralelo al destrato institucional, crece un clima social que no es espontáneo. Se alimenta. Se produce. Se reproduce. En redes sociales se denosta a la defensa penal como si fuese una actividad vergonzante. Se confunde deliberadamente al defensor con el defendido. Y algunos discursos —incluso mediáticos— deslizan o afirman que quien defiende “encubre”.
Eso no es ignorancia: es una operación cultural que debilita el Estado de Derecho.
El defensor penal no está para “caer simpático”. Está para hacer lo que muchas veces nadie quiere escuchar: que el Estado debe probar, que debe investigar con reglas, que no puede “arreglar” con atajos, que la detención no puede ser un castigo anticipado, que la dignidad humana no se suspende por una imputación.
Defender no es justificar.
Defender es exigir legalidad.
Defender es poner límites.
Defender es recordar que el poder punitivo también debe rendir cuentas.
Cuando se instala la idea de que el abogado defensor es un “encubridor”, lo que se busca es otra cosa: habilitar el hostigamiento. Volver aceptable que se lo persiga, se lo amenace, se lo escupa simbólicamente hasta que un día el escupitajo sea literal. Y en causas de alta exposición —como lo vimos en el caso Sena— ese linchamiento mediático y material ya estuvo demasiado cerca de convertirse en tragedia.
No es exageración. Es experiencia.
El espectáculo de la vulnerabilidad
A este clima se suma algo todavía más degradante: la circulación de imágenes de personas detenidas —y, en particular, de un colega abogado— exhibidas en estado de vulnerabilidad, tratadas como objeto de consumo público. Como si la humillación fuese entretenimiento. Como si el dolor ajeno fuese un contenido más.
Esa lógica de zoológico humano no es “información”. Es castigo. Es escarmiento. Es pedagogía del miedo.
Y lo más grave: el escarmiento siempre necesita un nuevo cuerpo. Hoy es uno. Mañana es otro. Pasado, cualquiera.
“Hoy van contra ellos”.
La pregunta que duele
Hoy se señala a ciertos nombres, se los usa como símbolo de la época, se los expone, se los estigmatiza: Osuna, Gabriela Tomljenovic, Olga Mongeloz, Galassi. No importa aquí qué opinión tenga cada quien sobre cada caso. El punto es otro, y es institucional: si aceptamos que se castigue a la defensa por trabajar, mañana no habrá defensa posible para nadie.
¿De verdad vamos a naturalizar la “prisión por trabajar”?
¿Vamos a tolerar que un abogado sea tratado como sospechoso por ejercer su tarea?
¿Vamos a permitir que las órdenes judiciales se cumplan según el humor de un mostrador?
La democracia no se rompe de golpe: se desgasta. Se “acostumbra”. Se vuelve indiferente. Y un día, cuando alguien necesite que la ley lo proteja, descubre que la ley ya no está: quedó convertida en trámite, en papel, en relato.
Lo que juramos
Nos formamos durante años para defender derechos. Años de facultad, de estudio, de práctica, de errores y aprendizaje. Y el día de la matrícula, juramos algo que no es una frase decorativa: cumplir y hacer cumplir la Constitución.
Yo no lucho por una bandera corporativa.
Lucho, todos los días, por la calidad democrática y por el respeto a los derechos de todos los ciudadanos sin importar su condición. Lucho porque sé —como sabemos tantos— lo fácil que es perder el piso institucional cuando la sociedad aplaude el castigo y el Estado se acostumbra a no rendir cuentas.
Y por eso lo digo con toda la fuerza que exige este tiempo: no quiero que esto se vuelva costumbre en mi provincia.
Unidad, sí. Silencio, no.
La abogacía tiene que estar más unida que nunca. No para encubrir nada. Para defender lo elemental: que el ejercicio profesional no sea un deporte de riesgo; que el acceso a la defensa no dependa de humillaciones; que el respeto no sea un premio; que el derecho no sea un favor.
Unidad para decir basta cuando se obstaculiza una entrevista autorizada.
Unidad para repudiar el show de la vulnerabilidad humana.
Unidad para explicar —una y mil veces— que la defensa penal no es el problema: es una de las últimas barreras contra el abuso.
Porque lo que hoy se presenta como “mano dura” contra la defensa, mañana será mano dura contra cualquiera que incomode: periodistas, docentes, militantes, familias, ciudadanos comunes. La arbitrariedad no tiene ideología cuando se vuelve costumbre; solo tiene hambre.
Un límite civilizatorio
En un Estado de Derecho hay algo que no se negocia: la dignidad. La del detenido y la del defensor. La del imputado y la de la víctima. La del que cae bien y la del que cae mal. Si la dignidad se convierte en un bien selectivo, entonces ya no hablamos de justicia: hablamos de revancha.
El Chaco no necesita más escarnio. Necesita instituciones que funcionen, órdenes judiciales que se cumplan, y un sistema penal que no sea un teatro de castigo público.
Si hoy humillan para disciplinar, la respuesta no puede ser el silencio.
La respuesta debe ser un límite.
Porque cuando la defensa cae, cae con ella una palabra que todavía nos sostiene: República.
Por Celeste Segovia
*La autora es Abogada –Escribana- Magister en Derecho Penal, especialista en Derecho de Familia-Profesora Universitaria en Ciencias Jurídicas -Resistencia, Chaco.
CORRUPCION
Más purgas del gobierno de Zdero: echan a una trabajadora de Salud por ser concejala
Se trata de Soledad Bonilla, quién se desempeñó durante 10 años como contratada en el Ministerio de Salud del Chaco. Además, es concejala de la localidad de Hermoso Campo por el partido Frente Grande.
El partido Frente Grande del Chaco denunció que el despido de una trabajadora del Ministerio de Salud provincial, quién a su vez se desempeñaba como concejala en la localidad de Hermoso Campo, se dio en el marco de un acto de “persecución política” iniciada a partir de la asunción del gobierno de Leandro Zdero.
El partido reveló que Bonilla es trabajadora de Salud Pública en Hermoso Campo. Se desempeñaba como enfermera en el Hospital Arsenio Zeno. Desde hace 10 años es contratada del Ministerio de Salud y se desempeña “con aplicación y compromiso con su pueblo y su zona de influencia”.
En las PASO 2023, Bonilla integró las listas del Frente Grande en Hermoso Campo compitiendo dentro del Frente Chaqueño. Ingresó por la minoría en las listas y fue electa Concejala acompañando al actual Intendente.
Tras la asunción de Zdero, Bonilla fue objeto de múltiples persecuciones, entre ellas el traslado a una zona alejada de Hermoso Campo, que la ponía en problemas para criar a sus hijos y desempeñarse como Concejala.
“Soledad no se rindió a la persecución, aunque ambos ingresos no le permiten superar una canasta básica. Se mantuvo en su trabajo, se desempeñó como Concejala y sus ideas en alto”, destacaron desde el Frente Grande.
“Sin embargo, -advirtieron-, el gobierno provincial, como su líder nacional Milei, no soporta las diferencias y cree que es dueño del Estado. Por eso la despidió. Repudiamos a Zdero y su gobierno de persecución. Nos solidarizamos con Soledad Bonilla y exigimos su reincorporación”.
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