Politica
Piera Fernández, referente universitaria y candidata a diputada: “Hay una apuesta por voces nuevas dentro de la UCR”
La ex presidenta de la FUA acompaña a Martín Lousteau en la lista de Ciudadanos Unidos para la Cámara de Diputados. En diálogo con Infobae, analizó el antecedente con Lula Levy y el desafío de renovar el partido centenario
Piera Fernández tomó notoriedad pública y mediática cuando se convirtió en una de las protagonistas de la Marcha Universitaria Federal, en reclamo por la falta de financiamiento. De hecho, fue una de las principales oradoras del acto que se realizó el 23 de abril de 2024. Hoy acompaña a Martín Lousteau en la lista de Ciudadanos Unidos para las elecciones legislativas de octubre. “Argentina se merece diputados que tengan coherencia y no que un día voten a favor de algo y a los pocos días den vuelta su voto”, cuestionó.
Con 28 años, Fernández representa a una nueva generación de la UCR porteña. Busca instalar en el Congreso la defensa de la universidad pública y la renovación de un partido centenario en medio de la polarización entre el kirchnerismo y La Libertad Avanza. Durante una entrevista con Infobae, la ex presidenta de la Federación Universitaria Argentina (FUA) analizó la última elección en CABA, donde la UCR también apostó por una figura nueva, como fue el caso de Lula Levy. “Muchos interpretaron lo de mayo como un error del radicalismo”, reconoció sobre la derrota que sufrió el espacio.
El discurso de Piera Fernández, cuando era presidenta de la Federación Universitaria Argentina (FUA), fue una de las oradoras en la movilización del pasado 23 de abril del 2024 en defensa de la Universidad Pública
— ¿Qué es lo que te llevó a ser candidata en esta instancia?
— Más que una decisión personal, fue una decisión colectiva del espacio al que pertenezco y del partido del que vengo, que es el radicalismo. Entendiendo que era importante, en el contexto actual con el gobierno nacional que tenemos, que haya diputados y diputadas que puedan defender nuestros principios históricos y, fundamentalmente, el sistema universitario argentino. Ese es uno de los principales motivos que nos lleva a esta decisión como espacio.
Creemos en la universidad pública, y yo tuve la oportunidad y el privilegio de estar al frente de la FUA hasta hace menos de un año, mostrando contundencia en defensa de la universidad frente a un gobierno que la está atacando. Y creo que Argentina se merece diputados que tengan coherencia en esos principios y que, si defienden las causas, lo hagan de manera sostenida y no que un día voten a favor de una ley de financiamiento universitario y a los pocos días den vuelta su voto.
Es en nombre de esas causas, y también de esa coherencia, que queremos honrar. Y en términos personales, de poder llevar esa fuerza y esa contundencia que creo que hacen falta en el Congreso.
— ¿Qué análisis haces de la elección de Lula Levy? Como vos, llegó a candidata en la última elección porteña desde la militancia estudiantil pero no tuvo una buena elección. ¿Se puede repetir ese escenario?
— Creo que es una elección distinta porque la cabeza de lista es Martín Lousteau, una persona muy conocida y con una trayectoria política importante. También hubo, en mayo, una decisión colectiva de dar lugar a voces nuevas y jóvenes en esa lista. Se repite esa decisión, lo cual demuestra que es una definición política genuina que haya nuevas caras y nuevas vocerías para el radicalismo en la ciudad de Buenos Aires.
Y es un fenómeno que se está dando a nivel nacional, con Adriano Moroni en Jujuy, Guadalupe Kolodziej en Misiones, entre otros candidatos jóvenes. Sí, es una decisión arriesgada, porque en el corto tiempo de una campaña es muy difícil lograr resultados con candidatos que no somos tan conocidos, que tenemos que instalarnos y que corremos de atrás frente a quienes tienen más experiencia y oratoria.
Pero si nunca se da ese paso, si nunca se abre la puerta a las nuevas generaciones, es muy difícil que haya lugar para los jóvenes en la política y que pasen cosas distintas en una política que viene decepcionando a las juventudes.
Muchos interpretaron lo de mayo como un error del radicalismo. Yo creo que fue una apuesta acertada, basada más en convicciones que en la búsqueda de un triunfo electoral, en un contexto muy complejo para todos los partidos, especialmente los tradicionales. A veces hay que aceptar que algunos resultados electorales no sean tan buenos, pero estar convencidos de que el proyecto representa y tiene vocación de futuro.

— Otro escenario que se repite es que la UCR no logró una alianza amplia ni tampoco pudo reeditar Juntos por el Cambio. ¿También los puede perjudicar?
— Juntos por el Cambio ya no existe como espacio político desde las elecciones presidenciales. Hoy está la necesidad de configurar nuevos espacios. Apareció una oportunidad que miramos con expectativa: un armado de gobernadores que no estuvieron vinculados al kirchnerismo, que marcaron siempre sus diferencias con ese espacio, pero que tampoco acuerdan con muchas decisiones del gobierno nacional.
En un contexto ultrapolarizado toman la decisión de ser firmes en sus convicciones y de construir un espacio político distinto. En ese marco se inscribe Ciudadanos Unidos como la representación en la ciudad de Buenos Aires de ese espacio que pretende construir algo novedoso, capaz de decir “así no” al Gobierno actual, pero que tampoco está dispuesto a volver hacia atrás.
Hoy el PRO está aliado a La Libertad Avanza en la Ciudad. Nosotros conformamos un espacio bajo otra lógica, con liderazgos múltiples, con equipos y miradas diversas, que en un contexto nacional tan marcado por los fanatismos y los extremos, valora la multiplicidad de voces en la mesa.

— Supongamos que llegan a entrar a la banca con Martín. ¿Ustedes se ven integrando ese bloque de gobernadores que quieren conformar?
—Sí, sin lugar a dudas. Hoy Ciudadanos Unidos forma parte de ese proyecto político.
— Para 2027 hay varios actores que hablan de conformar un frente anti Milei. Lousteau ha sido uno de ellos. La diferencia es con quiénes. Algunos dicen: desde el kirchnerismo hasta Elisa Carrió. ¿Qué piensa tu espacio sobre eso?
— No lo vemos como un frente anti Milei, sino como un espacio político alternativo a estas dos opciones que se plantean como únicas. Es peligroso creer que no hay alternativa más que el kirchnerismo o La Libertad Avanza. No nos resignamos a eso. Creemos en la necesidad de equilibrio fiscal, pero no a costa de los jubilados, la salud o la educación pública. Hay otra forma de ordenar las cuentas del Estado, garantizando transparencia y erradicando la corrupción.
No nos definimos por ser anti algo, sino por construir un proyecto que genere esperanza en medio de un escenario dicotómico y polarizado, funcional solo a esas dos fuerzas y perjudicial para los argentinos. Por eso, fue una definición del radicalismo porteño: ni con el kirchnerismo ni con La Libertad Avanza. La Cámpora y los libertarios son dos caras de la misma moneda, que existen y se reproducen en el antagonismo.
El equilibrio fiscal que se plantea hoy es ficticio, porque un país que piense en el desarrollo no puede desinvertir para siempre en obra pública, educación o salud. En algún momento tendrá que hacerlo. Y necesitamos discutir dónde es necesaria mayor racionalidad del Estado, con políticas públicas y decisiones legislativas sostenidas en el tiempo. Para eso hace falta revalorizar el diálogo como herramienta en el Congreso y en cualquier proyecto de poder para la Argentina.

— Así como el equilibrio fiscal se instaló en la agenda pública, ¿creés que también pasó algo similar con la educación pública universitaria? ¿Que quedó instalada la idea de que necesita reformas?
— Sí, por supuesto. La educación en Argentina, no solo la universitaria, necesita una reforma profunda. En el nivel primario y secundario no se están adquiriendo conocimientos básicos. Soy docente universitaria de primer año en el Conurbano y en la UBA, y me encuentro con alumnos que tienen dificultades para comprender textos.
La universidad tiene que involucrarse en ese proceso. No es solo un problema del nivel medio, es de todo el sistema educativo. Y la universidad tiene enormes desafíos en un mundo que cambia cada vez más rápido. Hay esfuerzos para adaptarse, como mejorar tasas de graduación, ofrecer carreras más breves, con salidas laborales vinculadas a la tecnología y la inteligencia artificial.
Pero falta agilidad para acompañar esos procesos. Y es complejo profundizar transformaciones sin financiamiento. Para enseñar sobre nuevas tecnologías necesito docentes altamente calificados y en formación continua. ¿Cómo hacerlo si sus salarios pierden contra la inflación y están en el nivel del 2002 en términos de poder adquisitivo?
Es muy difícil garantizar excelencia académica y al mismo tiempo encarar cambios indispensables sin recursos, y se pierde comparativamente frente a otras instituciones.
Lo positivo es que esta lucha sirvió para poner en valor que el sistema universitario sigue siendo altamente valorado por los argentinos y continúa siendo una herramienta de movilidad social ascendente, frente a discursos que intentan instalar que estudiar no sirve.
— ¿Qué Congreso te gustaría encontrarte si llegás a conseguir tu banca?
— Me gustaría que sea un Congreso fuerte en su rol, que cumpla verdaderamente la función que debe cumplir: equilibrar poderes, fijar prioridades y establecer límites. Eso lo marca el principio republicano y la Constitución Nacional.
No quiero un Congreso subsumido al poder de turno o escribanía del presidente, sea este, los anteriores o los que vengan. Creo en un Congreso que se plante, porque justamente ese es su rol.
Pero también creo que hace falta un Congreso que enaltezca la política, que dignifique la tarea política en un momento donde ese rol está muy cuestionado. Un Congreso que demuestre a la ciudadanía que está ahí cumpliendo efectivamente su función, que tenga capacidad de diálogo y de construir consensos, y también de establecer límites cuando es necesario.
Un Congreso que pueda sancionar leyes que perduren en el tiempo y que sean asertivas en lo que implican después para la ciudadanía. Eso me gustaría, sobre todas las cosas, que sea el Congreso de la Nación.
Politica
El 18D toma volumen y músculo: las 62 Organizaciones Peronistas se suman a la marcha de la CGT al Congreso contra la reforma laboral
La movilización del próximo 18 de diciembre —el “12D sindical” que la CGT prepara como la primera gran pulseada callejera contra la reforma laboral del Gobierno— acaba de sumar un actor de peso histórico: Las 62 Organizaciones Peronistas, que anunciaron que marcharán junto a la central obrera y que ese mismo día presentarán un proyecto alternativo de reforma laboral, elaborado junto a laboralistas y especialistas del mundo sindical.
📝El comunicado, firmado por su Secretario General, José Ibarra, advierte que la iniciativa oficial impulsada por el Ejecutivo “pretende retroceder un siglo de conquistas laborales”, y llama a los trabajadores a movilizarse en defensa de sus derechos. Con esta adhesión, la jornada del 18D toma aún más volumen político y gremial, reforzando la capacidad de movilización del movimiento obrero organizado.

▶ Una señal fuerte en la previa: acompañamiento pleno a la CGT
‼ La incorporación de Las 62 Organizaciones Peronistas a la marcha es leída en el mundo sindical como un gesto de contundencia. La organización, histórica columna vertebral del peronismo gremial, mantiene presencia territorial y fuerza estructural en sectores clave como transporte, industria, comercio y servicios.
🗣 En el texto oficial, Las 62 expresan su “plena adhesión a la convocatoria de la CGT” y remarcan que estarán en la calle “junto al pueblo trabajador, defendiendo la dignidad y la memoria de nuestras conquistas frente al intento de retroceso laboral”.
▶ Un proyecto alternativo propio: la respuesta sindical frente al Congreso
💬 Uno de los puntos centrales del anuncio es que Las 62 darán a conocer un proyecto alternativo propio el mismo día de la movilización. Según indicaron, se trata de un documento desarrollado por laboralistas y técnicos vinculados al sindicalismo, con el objetivo de que “la voz de los trabajadores esté presente en cada instancia legislativa”.
CORRUPCION
HUMILLAR PARA DISCIPLINAR
En el Chaco hay escenas que no deberían existir en una democracia. Y, sin embargo, se repiten —cada vez con menos pudor— como si fueran parte del paisaje. Dos abogadas del fuero provincial fueron al Servicio Penitenciario Provincial a entrevistar a sus asistidos. No iban “a ver qué pasaba”. Iban con autorización judicial expresa, con una orden vigente y debidamente notificada. Aun así, las dejaron más de una hora y media a la intemperie, bajo el sol, sin permitirles el ingreso. La entrevista no se concretó.
No es un episodio menor. No es “una demora”. No es “un malentendido”. Es un método: humillar para disciplinar.
Porque cuando el Estado frena una entrevista autorizada, lo que está haciendo no es “poner orden”: está enviando un mensaje. Y el mensaje es simple, brutal y peligrosísimo: la defensa entra cuando nosotros queremos; la orden judicial vale si nosotros queremos; los derechos valen si nosotros queremos.
La trampa del “privilegio”
Cada vez que un abogado reclama condiciones mínimas de trabajo en un contexto de privación de libertad, aparece el coro previsible: “¿Qué privilegio reclaman?”.
Hay que decirlo con claridad: no es privilegio. Es garantía. Es una garantía para el desempeño profesional, y, por esa vía, una garantía para el ciudadano, para el imputado, para la víctima y para el propio sistema de justicia.
Nuestra ley procesal provincial reconoce que en el ejercicio profesional los abogados deben ser tratados con el respeto y consideración que se guarda a los magistrados. No para elevarnos a un pedestal, sino para impedir lo que está pasando: que el operador de turno, el funcionario de guardia o la lógica del castigo social decidan cuándo la defensa puede ejercer y cuándo no.
Si el abogado defensor puede ser humillado, demorado, hostigado o “castigado” por insistir en una orden judicial, entonces el derecho de defensa se transforma en un decorado. Se mantiene la forma —para la foto—, pero se vacía el contenido.
Y cuando la defensa es decorativa, la democracia también.
La defensa penal no es un enemigo
En paralelo al destrato institucional, crece un clima social que no es espontáneo. Se alimenta. Se produce. Se reproduce. En redes sociales se denosta a la defensa penal como si fuese una actividad vergonzante. Se confunde deliberadamente al defensor con el defendido. Y algunos discursos —incluso mediáticos— deslizan o afirman que quien defiende “encubre”.
Eso no es ignorancia: es una operación cultural que debilita el Estado de Derecho.
El defensor penal no está para “caer simpático”. Está para hacer lo que muchas veces nadie quiere escuchar: que el Estado debe probar, que debe investigar con reglas, que no puede “arreglar” con atajos, que la detención no puede ser un castigo anticipado, que la dignidad humana no se suspende por una imputación.
Defender no es justificar.
Defender es exigir legalidad.
Defender es poner límites.
Defender es recordar que el poder punitivo también debe rendir cuentas.
Cuando se instala la idea de que el abogado defensor es un “encubridor”, lo que se busca es otra cosa: habilitar el hostigamiento. Volver aceptable que se lo persiga, se lo amenace, se lo escupa simbólicamente hasta que un día el escupitajo sea literal. Y en causas de alta exposición —como lo vimos en el caso Sena— ese linchamiento mediático y material ya estuvo demasiado cerca de convertirse en tragedia.
No es exageración. Es experiencia.
El espectáculo de la vulnerabilidad
A este clima se suma algo todavía más degradante: la circulación de imágenes de personas detenidas —y, en particular, de un colega abogado— exhibidas en estado de vulnerabilidad, tratadas como objeto de consumo público. Como si la humillación fuese entretenimiento. Como si el dolor ajeno fuese un contenido más.
Esa lógica de zoológico humano no es “información”. Es castigo. Es escarmiento. Es pedagogía del miedo.
Y lo más grave: el escarmiento siempre necesita un nuevo cuerpo. Hoy es uno. Mañana es otro. Pasado, cualquiera.
“Hoy van contra ellos”.
La pregunta que duele
Hoy se señala a ciertos nombres, se los usa como símbolo de la época, se los expone, se los estigmatiza: Osuna, Gabriela Tomljenovic, Olga Mongeloz, Galassi. No importa aquí qué opinión tenga cada quien sobre cada caso. El punto es otro, y es institucional: si aceptamos que se castigue a la defensa por trabajar, mañana no habrá defensa posible para nadie.
¿De verdad vamos a naturalizar la “prisión por trabajar”?
¿Vamos a tolerar que un abogado sea tratado como sospechoso por ejercer su tarea?
¿Vamos a permitir que las órdenes judiciales se cumplan según el humor de un mostrador?
La democracia no se rompe de golpe: se desgasta. Se “acostumbra”. Se vuelve indiferente. Y un día, cuando alguien necesite que la ley lo proteja, descubre que la ley ya no está: quedó convertida en trámite, en papel, en relato.
Lo que juramos
Nos formamos durante años para defender derechos. Años de facultad, de estudio, de práctica, de errores y aprendizaje. Y el día de la matrícula, juramos algo que no es una frase decorativa: cumplir y hacer cumplir la Constitución.
Yo no lucho por una bandera corporativa.
Lucho, todos los días, por la calidad democrática y por el respeto a los derechos de todos los ciudadanos sin importar su condición. Lucho porque sé —como sabemos tantos— lo fácil que es perder el piso institucional cuando la sociedad aplaude el castigo y el Estado se acostumbra a no rendir cuentas.
Y por eso lo digo con toda la fuerza que exige este tiempo: no quiero que esto se vuelva costumbre en mi provincia.
Unidad, sí. Silencio, no.
La abogacía tiene que estar más unida que nunca. No para encubrir nada. Para defender lo elemental: que el ejercicio profesional no sea un deporte de riesgo; que el acceso a la defensa no dependa de humillaciones; que el respeto no sea un premio; que el derecho no sea un favor.
Unidad para decir basta cuando se obstaculiza una entrevista autorizada.
Unidad para repudiar el show de la vulnerabilidad humana.
Unidad para explicar —una y mil veces— que la defensa penal no es el problema: es una de las últimas barreras contra el abuso.
Porque lo que hoy se presenta como “mano dura” contra la defensa, mañana será mano dura contra cualquiera que incomode: periodistas, docentes, militantes, familias, ciudadanos comunes. La arbitrariedad no tiene ideología cuando se vuelve costumbre; solo tiene hambre.
Un límite civilizatorio
En un Estado de Derecho hay algo que no se negocia: la dignidad. La del detenido y la del defensor. La del imputado y la de la víctima. La del que cae bien y la del que cae mal. Si la dignidad se convierte en un bien selectivo, entonces ya no hablamos de justicia: hablamos de revancha.
El Chaco no necesita más escarnio. Necesita instituciones que funcionen, órdenes judiciales que se cumplan, y un sistema penal que no sea un teatro de castigo público.
Si hoy humillan para disciplinar, la respuesta no puede ser el silencio.
La respuesta debe ser un límite.
Porque cuando la defensa cae, cae con ella una palabra que todavía nos sostiene: República.
Por Celeste Segovia
*La autora es Abogada –Escribana- Magister en Derecho Penal, especialista en Derecho de Familia-Profesora Universitaria en Ciencias Jurídicas -Resistencia, Chaco.
CORRUPCION
Más purgas del gobierno de Zdero: echan a una trabajadora de Salud por ser concejala
Se trata de Soledad Bonilla, quién se desempeñó durante 10 años como contratada en el Ministerio de Salud del Chaco. Además, es concejala de la localidad de Hermoso Campo por el partido Frente Grande.
El partido Frente Grande del Chaco denunció que el despido de una trabajadora del Ministerio de Salud provincial, quién a su vez se desempeñaba como concejala en la localidad de Hermoso Campo, se dio en el marco de un acto de “persecución política” iniciada a partir de la asunción del gobierno de Leandro Zdero.
El partido reveló que Bonilla es trabajadora de Salud Pública en Hermoso Campo. Se desempeñaba como enfermera en el Hospital Arsenio Zeno. Desde hace 10 años es contratada del Ministerio de Salud y se desempeña “con aplicación y compromiso con su pueblo y su zona de influencia”.
En las PASO 2023, Bonilla integró las listas del Frente Grande en Hermoso Campo compitiendo dentro del Frente Chaqueño. Ingresó por la minoría en las listas y fue electa Concejala acompañando al actual Intendente.
Tras la asunción de Zdero, Bonilla fue objeto de múltiples persecuciones, entre ellas el traslado a una zona alejada de Hermoso Campo, que la ponía en problemas para criar a sus hijos y desempeñarse como Concejala.
“Soledad no se rindió a la persecución, aunque ambos ingresos no le permiten superar una canasta básica. Se mantuvo en su trabajo, se desempeñó como Concejala y sus ideas en alto”, destacaron desde el Frente Grande.
“Sin embargo, -advirtieron-, el gobierno provincial, como su líder nacional Milei, no soporta las diferencias y cree que es dueño del Estado. Por eso la despidió. Repudiamos a Zdero y su gobierno de persecución. Nos solidarizamos con Soledad Bonilla y exigimos su reincorporación”.
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