Politica
El desmantelamiento sistemático de los derechos indígenas en la Argentina libertaria
Un informe elaborado por la especialista Silvina Ramírez, con el respaldo del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA), documenta minuciosamente cómo el Estado argentino, lejos de garantizar los derechos constitucionalmente reconocidos, ha emprendido una ofensiva sistemática para desmantelar las políticas públicas de protección, debilitar las instituciones clave y allanar el camino para el avance de intereses extractivistas sobre los territorios ancestrales.
Bajo la administración de Javier Milei, los derechos de los Pueblos Indígenas en Argentina experimentan un retroceso sin precedentes. Un informe elaborado por la especialista Silvina Ramírez, con el respaldo del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA), documenta minuciosamente cómo el Estado argentino, lejos de garantizar los derechos constitucionalmente reconocidos, ha emprendido una ofensiva sistemática para desmantelar las políticas públicas de protección, debilitar las instituciones clave y allanar el camino para el avance de intereses extractivistas sobre los territorios ancestrales. Este proceso, que el informe califica como la construcción de un “paradigma de la crueldad”, no es un mero descuido presupuestario, sino el resultado de una concepción ideológica que prioriza un modelo de Estado monocultural, economicista y profundamente excluyente.
El contexto: la quiebra del “sueño noble” de la representación
El prólogo, a cargo del constitucionalista Roberto Gargarella, sitúa esta crisis en un marco más amplio: la quiebra del “sueño noble” de la representación política. En un contexto donde los partidos políticos se han vaciado de contenido y ya no canalizan las demandas sociales, emerge un liderazgo que explota el desencanto ciudadano. Gargarella describe al gobierno actual como una “tragedia” que expresa este momento institucional de crisis, liderada por un Ejecutivo que “desconoce y desprecia la Constitución” y que muestra una especial saña contra “las causas más justas, los sectores más vulnerables y los grupos más desamparados”, entre los que se encuentran los Pueblos Indígenas.
El desmantelamiento institucional: el INAI, de organismo descentralizado a unidad marginal
La llegada de Milei al poder en diciembre de 2023 marcó un punto de inflexión. Su proyecto declarado de “achicar el Estado” hasta su casi destrucción se tradujo en una serie de medidas que, desde el primer momento, afectaron gravemente a las áreas dedicadas a los derechos humanos y la diversidad. La degradación de la Secretaría de Derechos Humanos a una subsecretaría, la disolución del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y la desjerarquización del Ministerio de Ambiente fueron las primeras señales de un desmantelamiento que pronto se enfocaría con crudeza en la agenda indígena. El mensaje era claro: en el nuevo organigrama estatal, no había lugar para la protección de grupos históricamente vulnerabilizados.
Uno de los golpes más severos lo recibió el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), el organismo estatal creado en 1985 como interlocutor privilegiado de los Pueblos Indígenas. Mediante el Decreto 438/25, el INAI fue transformado de una entidad descentralizada en una mera unidad centralizada bajo la órbita de la Vicejefatura de Gabinete del Interior. Esta reubicación no fue solo administrativa; significó una pérdida drástica de autonomía funcional y un claro mensaje político de desprecio hacia la especificidad de la problemática indígena. A esta degradación institucional se sumó un feroz recorte presupuestario y la eliminación, vía resoluciones internas, de herramientas vitales como el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (RENACI) –clave para el reconocimiento de la personería jurídica a nivel nacional– y el Programa de Fortalecimiento Comunitario, que proveía subsidios para asesoramiento legal en conflictos territoriales. El INAI, ya de por sí históricamente débil, quedó así reducido a una cáscara vacía, incapaz de cumplir con su mandato fundacional.
La regresión normativa: derogar la ley para liberar el territorio
La regresión normativa fue otro pilar fundamental de esta ofensiva. A través del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 1083/24, el Poder Ejecutivo derogó la prórroga de la Ley 26.160 de Emergencia Territorial. Esta ley, sancionada en 2006, era una herramienta crucial: ordenaba el relevamiento técnico-jurídico-catastral de las tierras ocupadas tradicionalmente por las comunidades y establecía la suspensión de los desalojos mientras durara el proceso. Su derogación, decidida por decreto y sin debate parlamentario, tuvo un impacto inmediato y devastador. Los fundamentos del DNU, que acusaban a las comunidades de generar “inseguridad jurídica”, de ser un “impedimento para las actividades productivas” e incluso un “peligro para la soberanía nacional”, revelan, según el informe, un compendio de “exclusión, racismo y discriminación”. La consecuencia más tangible fue la apertura de las compuertas para una nueva ola de desalojos violentos, sumiendo a las comunidades en una situación de extrema vulnerabilidad e incertidumbre sobre el futuro de sus tierras.
El rol de las provincias: leyes de consulta sin consultar
Este despojo a nivel nacional encontró un eco alarmante en las provincias. Lejos de actuar como contrapeso, muchos gobiernos provinciales se alinearon con la política del poder central, aprovechando el contexto para avanzar sobre territorios indígenas. Casos paradigmáticos son las llamadas “leyes de consulta inconsultas” sancionadas en Río Negro (Ley 5755) y Chubut (Ley V N.º 202). Estas normativas, que regulan el derecho a la consulta previa, libre e informada –estipulado en el Convenio 169 de la OIT–, fueron aprobadas sin consultar a las comunidades indígenas, vaciando así de todo contenido un derecho fundamental. El informe denuncia que estas leyes convierten la consulta en un mero trámite simbólico, no vinculante, donde el Estado define quiénes son consultados y sobre qué, con el único objetivo de “blanquear” decisiones ya tomadas y allanar el camino para los proyectos extractivos.
La justicia como brazo ejecutor: jurisprudencia restrictiva y criminalización
La esfera judicial no ha sido ajena a este retroceso. Por el contrario, la jurisprudencia ha acompañado el giro ideológico del gobierno. El informe analiza fallos clave donde la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) y tribunales provinciales han adoptado una interpretación restrictiva de los derechos indígenas. En el caso “González, Florencio Antonio c/Colicheo, Florentino y otros”, la CSJN falló en diciembre de 2024 en contra de la comunidad mapuche Lof Tripal-co Rafling, priorizando el derecho de propiedad privada de un tercero sobre la posesión comunitaria indígena. En su argumentación, la Corte sostuvo que la propiedad comunitaria “no habilita bajo ningún concepto una interpretación que derive en una violación a la propiedad privada de terceros” y que el acceso a la tierra no puede darse mediante “vías de hecho”. Este precedente, según Ramírez, debilita enormemente la protección de los derechos territoriales y sienta las bases para legitimar futuros desalojos.
La criminalización de la protesta y la estigmatización de las comunidades se han convertido en una política de Estado. El informe documenta numerosos casos de represión y persecución judicial. En Chubut, la comunidad mapuche Pailako fue desalojada violentamente del Parque Nacional Los Alerces en enero de 2025, en un operativo que fue convertido en un acto público y ejemplificador. En Jujuy, la comunidad Kolla Cueva del Inca sufrió repetidos intentos de desalojo con una violencia extrema que incluyó la destrucción de viviendas y detenciones arbitrarias. El caso más emblemático es el del Longko mapuche Facundo Jones Huala, detenido en junio de 2025 bajo la figura de prisión preventiva en un proceso plagado de irregularidades, sin acusación formal conocida y sin garantías del debido proceso. Su encarcelamiento fue anunciado como un “logro” por el Ministerio de Seguridad, evidenciando el uso del aparato penal como herramienta de disciplinamiento político.
La estigmatización como política: la RAM y la fabricación de un “enemigo interno”
Esta criminalización alcanzó su punto más álgido con la declaración de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) como organización terrorista, mediante la Resolución 210/25 del Ministerio de Seguridad. La medida, tomada sin presentar pruebas judiciales concretas, responsabiliza a la RAM de los incendios forestales en la Patagonia, vinculando arbitrariamente la derogación de la Ley de Emergencia Territorial con el aumento del fuego. El informe advierte que esta designación es gravísima, ya que extiende un manto de sospecha y legitima una persecución mucho más hostil contra todas las organizaciones y comunidades indígenas, presentándolas como un “enemigo interno” que atenta contra la soberanía nacional.
El telón de fondo económico: el RIGI y el avance extractivista
El telón de fondo de este desmantelamiento sistemático de derechos es un modelo económico que requiere territorios “libres” para su expansión. El informe dedica un capítulo central al análisis del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), establecido por la Ley de Bases 27.742. Este régimen, que otorga enormes beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios a grandes corporaciones, especialmente en los sectores de energía, minería e infraestructura, es presentado por el gobierno como la llave para el desarrollo. Sin embargo, para los Pueblos Indígenas, el RIGI representa la amenaza más concreta y directa a sus territorios y modos de vida. El informe argumenta que el RIGI omite garantías ambientales y sociales básicas y se implementa sin respetar el derecho a la consulta y al consentimiento previo, libre e informado, violando flagrantemente el Convenio 169 de la OIT.
Conflictos paradigmáticos: litio, Vaca Muerta y la “transición energética injusta”
Los casos del litio en el Noroeste y los hidrocarburos en la Patagonia son la expresión más cruda de este avance. En las salinas de Catamarca, Salta y Jujuy, 18 empresas transnacionales amenazan el frágil ecosistema y la única fuente de agua dulce de las comunidades Kolla y Atacama, todo ello en el marco de una “transición energética injusta” que sacrifica a los Pueblos Indígenas. En Neuquén, la explotación de Vaca Muerta mediante fracking avanza sobre territorios mapuche, consumiendo enormes cantidades de agua y generando contaminación y conflictos, mientras los “basureros petroleros” se multiplican sin control. Frente a esto, las comunidades han respondido con una creatividad notable, como la elaboración del protocolo de consulta autónomo “Kachi Yupi” (Huellas de la Sal) por parte de las comunidades salineras, un faro de autodeterminación en un mar de omisión estatal.
Balance desolador y caminos para la resistencia
A un año y medio de gestión, el balance que presenta el informe es desolador. Los retrocesos no son solo concretos –en forma de desalojos, desfinanciamiento y desprotección legal–, sino también conceptuales e ideológicos. Se está gestando, advierte Ramírez, una “historia que va en sentido contrario a una crónica real”, que niega el genocidio fundacional y reivindica un “progreso” que solo beneficia a unos pocos, a costa de la eliminación de cualquier sujeto que lo cuestione. El Estado se redefine como un ente monocultural que desconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos originarios, diluyendo su dimensión colectiva en una visión individualista y reductiva de la igualdad.
Frente a este escenario de hostigamiento sistemático, el informe no se limita al diagnóstico, sino que esboza una hoja de ruta para la resistencia. Propone, en primer lugar, persistir en la judicialización de cada violación, aun en un contexto judicial adverso, para ir construyendo una jurisprudencia favorable. En segundo término, urge la construcción de un frente común entre las diversas organizaciones indígenas para articular acciones con mayor poder de incidencia. La tercera vía es la generación de alianzas estratégicas con otros sectores, en particular el movimiento ambientalista, con el que comparten luchas y enemigos comunes. La internacionalización de la problemática, llevando las denuncias a foros globales, se presenta como un cuarto mecanismo para presionar al Estado. Por último, y quizás lo más importante, el informe subraya la necesidad de que las comunidades promuevan debates internos sobre la gestión territorial y construyan sus propios modelos de desarrollo, basados en el “Buen Vivir”, para evitar la imposición de lógicas ajenas y depredadoras.
El informe de Silvina Ramírez concluye con un llamado a la perseverancia. Aunque los mecanismos del Estado estén al servicio de una gestión que vulnera derechos diariamente, también pueden ser utilizados para minimizar impactos y generar salidas alternativas. Las gestiones de gobierno, recuerda, son transitorias, mientras que la lucha de los Pueblos Indígenas por el reconocimiento de sus derechos es histórica. En un momento de oscuridad institucional, la documentación rigurosa de los retrocesos y la obstinada defensa de las causas justas se erigen como un acto de resistencia y un faro de esperanza para el futuro.
REVISTA LITIGIO
Politica
El 18D toma volumen y músculo: las 62 Organizaciones Peronistas se suman a la marcha de la CGT al Congreso contra la reforma laboral
La movilización del próximo 18 de diciembre —el “12D sindical” que la CGT prepara como la primera gran pulseada callejera contra la reforma laboral del Gobierno— acaba de sumar un actor de peso histórico: Las 62 Organizaciones Peronistas, que anunciaron que marcharán junto a la central obrera y que ese mismo día presentarán un proyecto alternativo de reforma laboral, elaborado junto a laboralistas y especialistas del mundo sindical.
📝El comunicado, firmado por su Secretario General, José Ibarra, advierte que la iniciativa oficial impulsada por el Ejecutivo “pretende retroceder un siglo de conquistas laborales”, y llama a los trabajadores a movilizarse en defensa de sus derechos. Con esta adhesión, la jornada del 18D toma aún más volumen político y gremial, reforzando la capacidad de movilización del movimiento obrero organizado.

▶ Una señal fuerte en la previa: acompañamiento pleno a la CGT
‼ La incorporación de Las 62 Organizaciones Peronistas a la marcha es leída en el mundo sindical como un gesto de contundencia. La organización, histórica columna vertebral del peronismo gremial, mantiene presencia territorial y fuerza estructural en sectores clave como transporte, industria, comercio y servicios.
🗣 En el texto oficial, Las 62 expresan su “plena adhesión a la convocatoria de la CGT” y remarcan que estarán en la calle “junto al pueblo trabajador, defendiendo la dignidad y la memoria de nuestras conquistas frente al intento de retroceso laboral”.
▶ Un proyecto alternativo propio: la respuesta sindical frente al Congreso
💬 Uno de los puntos centrales del anuncio es que Las 62 darán a conocer un proyecto alternativo propio el mismo día de la movilización. Según indicaron, se trata de un documento desarrollado por laboralistas y técnicos vinculados al sindicalismo, con el objetivo de que “la voz de los trabajadores esté presente en cada instancia legislativa”.
CORRUPCION
HUMILLAR PARA DISCIPLINAR
En el Chaco hay escenas que no deberían existir en una democracia. Y, sin embargo, se repiten —cada vez con menos pudor— como si fueran parte del paisaje. Dos abogadas del fuero provincial fueron al Servicio Penitenciario Provincial a entrevistar a sus asistidos. No iban “a ver qué pasaba”. Iban con autorización judicial expresa, con una orden vigente y debidamente notificada. Aun así, las dejaron más de una hora y media a la intemperie, bajo el sol, sin permitirles el ingreso. La entrevista no se concretó.
No es un episodio menor. No es “una demora”. No es “un malentendido”. Es un método: humillar para disciplinar.
Porque cuando el Estado frena una entrevista autorizada, lo que está haciendo no es “poner orden”: está enviando un mensaje. Y el mensaje es simple, brutal y peligrosísimo: la defensa entra cuando nosotros queremos; la orden judicial vale si nosotros queremos; los derechos valen si nosotros queremos.
La trampa del “privilegio”
Cada vez que un abogado reclama condiciones mínimas de trabajo en un contexto de privación de libertad, aparece el coro previsible: “¿Qué privilegio reclaman?”.
Hay que decirlo con claridad: no es privilegio. Es garantía. Es una garantía para el desempeño profesional, y, por esa vía, una garantía para el ciudadano, para el imputado, para la víctima y para el propio sistema de justicia.
Nuestra ley procesal provincial reconoce que en el ejercicio profesional los abogados deben ser tratados con el respeto y consideración que se guarda a los magistrados. No para elevarnos a un pedestal, sino para impedir lo que está pasando: que el operador de turno, el funcionario de guardia o la lógica del castigo social decidan cuándo la defensa puede ejercer y cuándo no.
Si el abogado defensor puede ser humillado, demorado, hostigado o “castigado” por insistir en una orden judicial, entonces el derecho de defensa se transforma en un decorado. Se mantiene la forma —para la foto—, pero se vacía el contenido.
Y cuando la defensa es decorativa, la democracia también.
La defensa penal no es un enemigo
En paralelo al destrato institucional, crece un clima social que no es espontáneo. Se alimenta. Se produce. Se reproduce. En redes sociales se denosta a la defensa penal como si fuese una actividad vergonzante. Se confunde deliberadamente al defensor con el defendido. Y algunos discursos —incluso mediáticos— deslizan o afirman que quien defiende “encubre”.
Eso no es ignorancia: es una operación cultural que debilita el Estado de Derecho.
El defensor penal no está para “caer simpático”. Está para hacer lo que muchas veces nadie quiere escuchar: que el Estado debe probar, que debe investigar con reglas, que no puede “arreglar” con atajos, que la detención no puede ser un castigo anticipado, que la dignidad humana no se suspende por una imputación.
Defender no es justificar.
Defender es exigir legalidad.
Defender es poner límites.
Defender es recordar que el poder punitivo también debe rendir cuentas.
Cuando se instala la idea de que el abogado defensor es un “encubridor”, lo que se busca es otra cosa: habilitar el hostigamiento. Volver aceptable que se lo persiga, se lo amenace, se lo escupa simbólicamente hasta que un día el escupitajo sea literal. Y en causas de alta exposición —como lo vimos en el caso Sena— ese linchamiento mediático y material ya estuvo demasiado cerca de convertirse en tragedia.
No es exageración. Es experiencia.
El espectáculo de la vulnerabilidad
A este clima se suma algo todavía más degradante: la circulación de imágenes de personas detenidas —y, en particular, de un colega abogado— exhibidas en estado de vulnerabilidad, tratadas como objeto de consumo público. Como si la humillación fuese entretenimiento. Como si el dolor ajeno fuese un contenido más.
Esa lógica de zoológico humano no es “información”. Es castigo. Es escarmiento. Es pedagogía del miedo.
Y lo más grave: el escarmiento siempre necesita un nuevo cuerpo. Hoy es uno. Mañana es otro. Pasado, cualquiera.
“Hoy van contra ellos”.
La pregunta que duele
Hoy se señala a ciertos nombres, se los usa como símbolo de la época, se los expone, se los estigmatiza: Osuna, Gabriela Tomljenovic, Olga Mongeloz, Galassi. No importa aquí qué opinión tenga cada quien sobre cada caso. El punto es otro, y es institucional: si aceptamos que se castigue a la defensa por trabajar, mañana no habrá defensa posible para nadie.
¿De verdad vamos a naturalizar la “prisión por trabajar”?
¿Vamos a tolerar que un abogado sea tratado como sospechoso por ejercer su tarea?
¿Vamos a permitir que las órdenes judiciales se cumplan según el humor de un mostrador?
La democracia no se rompe de golpe: se desgasta. Se “acostumbra”. Se vuelve indiferente. Y un día, cuando alguien necesite que la ley lo proteja, descubre que la ley ya no está: quedó convertida en trámite, en papel, en relato.
Lo que juramos
Nos formamos durante años para defender derechos. Años de facultad, de estudio, de práctica, de errores y aprendizaje. Y el día de la matrícula, juramos algo que no es una frase decorativa: cumplir y hacer cumplir la Constitución.
Yo no lucho por una bandera corporativa.
Lucho, todos los días, por la calidad democrática y por el respeto a los derechos de todos los ciudadanos sin importar su condición. Lucho porque sé —como sabemos tantos— lo fácil que es perder el piso institucional cuando la sociedad aplaude el castigo y el Estado se acostumbra a no rendir cuentas.
Y por eso lo digo con toda la fuerza que exige este tiempo: no quiero que esto se vuelva costumbre en mi provincia.
Unidad, sí. Silencio, no.
La abogacía tiene que estar más unida que nunca. No para encubrir nada. Para defender lo elemental: que el ejercicio profesional no sea un deporte de riesgo; que el acceso a la defensa no dependa de humillaciones; que el respeto no sea un premio; que el derecho no sea un favor.
Unidad para decir basta cuando se obstaculiza una entrevista autorizada.
Unidad para repudiar el show de la vulnerabilidad humana.
Unidad para explicar —una y mil veces— que la defensa penal no es el problema: es una de las últimas barreras contra el abuso.
Porque lo que hoy se presenta como “mano dura” contra la defensa, mañana será mano dura contra cualquiera que incomode: periodistas, docentes, militantes, familias, ciudadanos comunes. La arbitrariedad no tiene ideología cuando se vuelve costumbre; solo tiene hambre.
Un límite civilizatorio
En un Estado de Derecho hay algo que no se negocia: la dignidad. La del detenido y la del defensor. La del imputado y la de la víctima. La del que cae bien y la del que cae mal. Si la dignidad se convierte en un bien selectivo, entonces ya no hablamos de justicia: hablamos de revancha.
El Chaco no necesita más escarnio. Necesita instituciones que funcionen, órdenes judiciales que se cumplan, y un sistema penal que no sea un teatro de castigo público.
Si hoy humillan para disciplinar, la respuesta no puede ser el silencio.
La respuesta debe ser un límite.
Porque cuando la defensa cae, cae con ella una palabra que todavía nos sostiene: República.
Por Celeste Segovia
*La autora es Abogada –Escribana- Magister en Derecho Penal, especialista en Derecho de Familia-Profesora Universitaria en Ciencias Jurídicas -Resistencia, Chaco.
CORRUPCION
Más purgas del gobierno de Zdero: echan a una trabajadora de Salud por ser concejala
Se trata de Soledad Bonilla, quién se desempeñó durante 10 años como contratada en el Ministerio de Salud del Chaco. Además, es concejala de la localidad de Hermoso Campo por el partido Frente Grande.
El partido Frente Grande del Chaco denunció que el despido de una trabajadora del Ministerio de Salud provincial, quién a su vez se desempeñaba como concejala en la localidad de Hermoso Campo, se dio en el marco de un acto de “persecución política” iniciada a partir de la asunción del gobierno de Leandro Zdero.
El partido reveló que Bonilla es trabajadora de Salud Pública en Hermoso Campo. Se desempeñaba como enfermera en el Hospital Arsenio Zeno. Desde hace 10 años es contratada del Ministerio de Salud y se desempeña “con aplicación y compromiso con su pueblo y su zona de influencia”.
En las PASO 2023, Bonilla integró las listas del Frente Grande en Hermoso Campo compitiendo dentro del Frente Chaqueño. Ingresó por la minoría en las listas y fue electa Concejala acompañando al actual Intendente.
Tras la asunción de Zdero, Bonilla fue objeto de múltiples persecuciones, entre ellas el traslado a una zona alejada de Hermoso Campo, que la ponía en problemas para criar a sus hijos y desempeñarse como Concejala.
“Soledad no se rindió a la persecución, aunque ambos ingresos no le permiten superar una canasta básica. Se mantuvo en su trabajo, se desempeñó como Concejala y sus ideas en alto”, destacaron desde el Frente Grande.
“Sin embargo, -advirtieron-, el gobierno provincial, como su líder nacional Milei, no soporta las diferencias y cree que es dueño del Estado. Por eso la despidió. Repudiamos a Zdero y su gobierno de persecución. Nos solidarizamos con Soledad Bonilla y exigimos su reincorporación”.
-
NOTICIAS3 días agoUn conductor de 30 años atropelló a un gendarme en un control en Sáenz Peña
-
Tecnología3 días agoEl Robot “Terminator” chino se descontroló y tiró al piso a su creador: “Sin protección, nadie podría resistirlo”
-
Bienestar3 días agoMuerte súbita: una empresa argentina quiere masificar el acceso al DEA con un modelo de suscripción
-
Tecnología3 días agoProblemas con el botón ‘repost’ de Instagram: usuarios comparten contenido en su perfil sin saberlo
-
Politica3 días agoEn plena negociación del Presupuesto, Milei le gira 20 mil millones de ATN a Jaldo
-
NOTICIAS3 días agoSiniestro vial sobre la Ruta Nacional N.º 89, a la altura de Campo Largo
-
Politica3 días agoLa Armada le vació la jura a Presti y expone el malestar en las fuerzas
-
Tecnología3 días agoCómo descubrir si alguien más está usando el WiFi de mi casa con este sencillo truco

